Un experto analiza cómo fue que El discurso del rey se quedó con la estatuilla como mejor película. "Es un cóctel para todos los públicos y detrás de ella se esconde una tradición americana", sintetiza.

La fórmula para ganar un Oscar

Por UNO

El diario El País publicó una nota donde explica cómo fue que

El discurso del rey se llevó el Oscar a la mejor película. Está firmada por Toni García y

este es el texto completo:

"Un famoso crítico estadounidense afirmaba que

El discurso del rey es una de esas películas que puedes recomendar a todo el mundo sin

temor a equivocarte". Dicho de otra forma, la película de Tom Hooper, que ha ganado es una suerte

de cóctel para todos los públicos: no es polémico, no hay en ella ni rastro de ambigüedad, no

molesta a nadie ni tampoco lo pretende. En realidad detrás de

El discurso del rey, y a pesar de su ascendencia británica, se esconde esa tradición tan

americana del "bigger than life", historias que trascienden la rutina diaria y que responden al

deseo (compartido por la inmensa mayoría de los humanos) de descubrir que los ricos también lloran.

"La historia del rey Jorge VI, cuya tartamudez acabó convertida en un asunto de seguridad

nacional bebe de todas las fuentes posibles: un poco de

El club de los poetas muertos (Geoffrey Rush parece una especie de clon del personaje de

Robin Williams, al que ha añadido unas gotas de acidez porque el contexto se lo merece); otro poco

de

My Fair Lady, en la que se demuestra que uno (o una) puede llegar a cualquier sitio

siempre que se lo proponga -y cuente con la compañía adecuada-; un poquito más de El indomable Will

Hunting, donde un buen tipo con problemas emocionales se cruza con el señor que puede ayudar a

solventarlos, y -por supuesto- un mucho de todo el catálogo de Miramax: películas con buenas

intenciones, épicos en su desarrollo y con tanto éxito como

El paciente inglés,

Shakespeare in Love o

La vida es bella.

"De hecho, tan pronto como se supo que Harvey Weinstein había decidido ocuparse personalmente

de lidiar con la promoción de

El discurso del rey, pocos dudaban de que la película sería la gran triunfadora de la

noche. Es posible que el mayor de los hermanos Weinstein ya no esté al timón de Miramax pero su

nuevo juguete, la Weinstein Co, ha demostrado que no se le ha olvidado la receta que le hizo

famoso: un producto bien empaquetado, una perspectiva familiar del séptimo arte (donde la compañía

generó auténticas fortunas) y una campaña agresiva -en la que no acostumbra a fallar- para lograr

que sus criaturas se cuelen en los corazones y las mentes de los venerables académicos.

"Lo curioso es que a pesar de que todo el mundo parece coincidir en la brillantez de

planteamiento del filme, incluyendo el hecho de que el protagonista y su tartamudez pertenezcan

nada más y nada menos que a la realeza (con el añadido de "basado en una historia real") pocos son

capaces de copiar ya no la idea, sino la fórmula. Es lo que tienen los buenos cócteles: parecen

sencillos, pero solo lo parecen".