“La industria de la maquinaria pesada siempre ha sido dominada por hombres -añade- es el resultado de una baja participación femenina, la discriminación y desigualdad de oportunidades laborales”.
“La industria de la maquinaria pesada siempre ha sido dominada por hombres" “La industria de la maquinaria pesada siempre ha sido dominada por hombres"
Pese a las bajas cifras, Susana destaca que en los últimos años sí se ha visto un aumento en el número de mujeres interesadas en trabajar en estos ámbitos. “Se están llevando a cabo programas de capacitación y educación para desarrollar habilidades en este campo. A mi, por ejemplo, se me están brindando cursos en El Azufre. Estoy trabajando, pero a su vez durante la temporada curso para estar al nivel que corresponde”, cuenta con entusiasmo.
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Susana comenzó a operar estas grandes maquinarias en El Azufre
Susana no le teme a los desafíos. Desde pequeña, en la tranquila ciudad de Malargüe, creció siguiendo los pasos de las mujeres de su familia. “Manejar estas máquinas es demostrar que también podemos. Hacer esto para mí significa llevar el apellido, lo que me enseñó mi mamá y mi abuela. Me siento muy orgullosa, es un sueño cumplido”, comparte mientras deja ver una sonrisa en su rostro que ni el frío puede boicotear.
La mujer pisanieve aguarda cada comienzo del día con emoción. Llega el momento de subirse a esa imponente máquina, de encender su marcha y comenzar a trepar por los blancos cerros.
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Cada día los pisanieve deben dejar en condiciones las pistas para que los esquiadores disfruten de manera segura
“La naturaleza me presenta todos los días cambios en el paisaje, siento que lo veo todo por primera vez. Tener contacto con la naturaleza y hacer lo que amas, hace que lo disfrutes todo; yo disfruto el día a día”, asegura.
Este místico vínculo con la montaña se hace aún más intenso al tratarse de montañas que emergen en suelo malargüino. “Trabajar acá implica un profundo sentido de pertenencia. Malargüe es una tierra rica en historia, cultura y paisajes impresionantes. Tener un lugar así -por El Azufre- dentro del departamento es algo maravilloso, algo majestuoso”, concluye la maquinista.
"Tener un lugar así dentro del departamento es algo maravilloso, algo majestuoso" "Tener un lugar así dentro del departamento es algo maravilloso, algo majestuoso"
El Azufre, un paraíso blanco y sustentable
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El Azufre se ubica en el Corazón de la Cordillera de Los Andes, en el departamento de Malargüe
El centro de esquí El Azufre se ubica en el corazón de la Cordillera de Los Andes, departamento de Malargüe. Por sus paisajes, servicio de excelencia y en especial por su calidad nívea se ha convertido en uno de los destinos más deseados por los amantes de los deportes de nieve de todo el mundo.
El sitio cuenta con un dominio esquiable de 35.000 acres, apto para todos los niveles, desde principiantes hasta esquiadores expertos. Las modalidades que ofrece son heli-esquí y cat-esquí, este último implica el traslado de los deportistas en las máquinas pisanieve carrozadas. Cada una de estas alternativas permiten combinar experiencias tanto en fuera de pista con nieve virgen, como en las pistas pisadas y marcadas por los guías especializados.
Además de su particular modalidad de servicios para los esquiadores, El Azufre se destaca entre el resto de los centros de esquí del mundo por ser el primero autosustentable. Nació como un proyecto turístico con baja intervención en el entorno natural en el cual se desarrolla, funciona con energías renovables, principalmente solar, e involucra a las comunidades locales.
El centro de nieve tiene como premisa contratar proveedores locales, para reducir la huella de carbono, y convocar a trabajadores residentes en Malargüe. Es el caso de Susana Guajardo, la maquinista, pero también de muchos otros compañeros que se desempeñan en diversas áreas como hospitalidad, logística, pistas, housekeeping, cocina, mantenimiento, entre otras.
Cada uno de ellos muestra una especial dedicación, se esfuerza en lograr que los visitantes se sientan como en casa. Su pasión por lo que hacen y el respeto por el suelo malargüino los empuja a construir este refugio entre imponentes cerros. Un paraíso en el sur de Mendoza.