Historias de vida

Fue captada por una red de trata de personas y terminó siendo esclava sexual durante meses

Carmen fue secuestrada en 2022 luego de ser engañada en una falsa entrevista de trabajo. Vivió drogada y oculta por meses. Hoy estudia y ayuda a otras víctimas

Los engaños en los que una mujer puede caer por necesidad laboral, afectiva o porque la promesa de ganar dinero y cambiar de vida, son incontables. La historia de vida de Carmen, una mendocina que buscaba un trabajo y encontró un infierno, son un compendio de estas mentiras, puesto que no solo vivió la suya propia, sino que vio y escuchó las de sus compañeras de cautiverio.

Carmen fue víctima de trata de personas. Asistió a una supuesta entrevista de trabajo en 2022 y terminó siendo esclava sexual durante meses, no sabe cuántos porque no tenía acceso a ningún tipo de información. Lo que sabe es que lo que vio y lo que vivió no se le va a olvidar nunca. Sin embargo, hizo un pacto con ella misma y su vida de antes está enterrada como se entierra una semilla. No la va a volver a ver, pero floreció: ahora sirve para dar sombra y protección a otras víctimas.

A pesar de que su relato es duro, lo quiso compartir con este medio para que sirva: otras víctimas pueden caminar por este puente tendido por Carmen y encontrar la salida.

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Carmen pasó meses secuestrada por una red de trata de personas. Hoy está reconstruyendo su vida y ayudando a otras víctimas.

Carmen pasó meses secuestrada por una red de trata de personas. Hoy está reconstruyendo su vida y ayudando a otras víctimas.

La captación y el ingreso a la red de trata de personas

Carmen pensó que estaba yendo a una entrevista de trabajo. La citación había sido concreta y la encontró por redes sociales, un hotel que buscaba mucamas. Ella tenía experiencia porque había trabajado en empresas de limpieza, así es que tomó su CV y se presentó, era verano.

"La casa era en apariencia común, pero no parecía un hotel ni un hostel. Me atendió un hombre muy amable, bien vestido, y me preguntó si venía por la entrevista de trabajo, le dije que sí, entonces, me empezó a preguntar, bueno, que ellos pagaban doble turno, pagaban muy bien el turno, que era de 8 horas, era para trabajar acá en Mendoza".

Como todo parecía muy normal y el hombre muy amable, Carmen le pidió un vaso de agua, ya que hacía calor. Esa fue la puerta al infierno.

"Le pido un vaso de agua y me lo tomo. Y empecé a sentir como un sueño, empecé a sentir como un cansancio. Y en ese momento yo me he quedado dormida. Y no me acordé más nada".

Cuando se despertó, Carmen ya era una esclava. Se encontraba en una cama, en lo que le pareció una casa antigua. Estaba esposada de pies y manos. No sabía si era de día o de noche, la única conexión con el mundo fue una compañera que le dijo "Le pregunté a la mujer que estaba al lado mío ¿dónde estamos?" y ella me dice, "A vos te trajeron como me trajeron a mí." Le vuelvo a preguntar, "Pero ¿dónde estamos?" Me dice, "nos secuestraron."

Entonces, Carmen le contó que venía de Mendoza, y la mujer le explicó que venía del norte. Carmen fue secuestrada con otras mujeres, de distintas procedencias, lo que se acuerda es que el lugar era una especie de sótano.

A partir de ese momento, Carmen empezó a entender que ya no habría más ni día, ni noche, ni invierno, verano o primavera: lo único que había era la desesperación por salir de ahí, aunque para eso aún faltaba bastante.

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Lo que más le costó a Carmen fue ponerle palabras a su infierno. En el Programa de Asistencia a Víctimas de Trata la ayudaron a poder hacerlo.

Lo que más le costó a Carmen fue ponerle palabras a su infierno. En el Programa de Asistencia a Víctimas de Trata la ayudaron a poder hacerlo.

Mujeres mudas, la consigna principal de la trata

Lo principal durante el cautiverio era no hablar, no comunicarse entre las mujeres que estaban secuestradas por una cuestión de supervivencia: si hablaban, las golpeaban.

Carmen fue golpeada y violada en varias oportunidades, y supo que para seguir viva, tenía que encontrar alguna estrategia. Lo que hizo fue ganarse la confianza "del jefe" y se convirtió en una de sus preferidas. Así sumó protección para ella misma y para algunas de sus compañeras.

En el tiempo en el que permaneció en el prostíbulo, vio de todo: cosas que no va a volver a contar por respeto a su propia salud mental, porque las vivió no una vez, sino más veces: las tuvo que repetir durante el juicio.

Sin embargo, lo que sí quiso contar fue una de las experiencias más espeluznantes que recuerda: la noche del tazón.

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Algunos tramos de su historia, solo le pertenecen al silencio. Pero Carmen aprendió a tener herramientas para reconstruir su vida.

Algunos tramos de su historia, solo le pertenecen al silencio. Pero Carmen aprendió a tener herramientas para reconstruir su vida.

La noche del tazón

Una de las prácticas que más la marcaron fue lo que allí llamaban “la noche del tazón”. En esos encuentros participaban hombres que llegaban en autos de alta gama, bien vestidos, con mucho dinero. Las mujeres eran exhibidas. Los varones elegían, a veces subastaban, a quién querían. “Nos ponían en fila, como en una vidriera”, relató.

En esas noches, las mujeres no eran tratadas como personas. Carmen recuerda que las más jóvenes y vírgenes eran especialmente buscadas, y que muchas de las chicas estaban ahí sin comprender del todo lo que pasaba. Algunas ni siquiera hablaban el idioma. La escena se repetía varias veces al mes. El silencio era obligatorio. La obediencia también.

El allanamiento y la vuelta a Mendoza

Carmen pudo salir de ese lugar a partir de un allanamiento. No sabe quién lo impulsó, ni si hubo una denuncia. Solo recuerda los gritos, la confusión, los policías entrando. En medio de ese caos, se abrió una puerta. Pero la libertad no fue inmediata: vino acompañada de miedo, de vergüenza, de silencio.

Durante un largo tiempo, Carmen no pudo hablar de lo que vivió. Recién mucho después pudo comenzar a ponerle palabras. Volvió a Mendoza con lo puesto. Nadie sabía por lo que había pasado. Cargar con ese dolor en soledad la hundió durante mucho tiempo.

Un compromiso con ella misma

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Carmen está terminando el secundario y quiere estudiar Psicología Social, pero también intenta tener muchos momentos lindos con ella misma: por eso sale a pasear y se desconecta, por un rato, del mundo.

Carmen está terminando el secundario y quiere estudiar Psicología Social, pero también intenta tener muchos momentos lindos con ella misma: por eso sale a pasear y se desconecta, por un rato, del mundo.

Hoy, a sus 48 años, Carmen está terminando la secundaria. Participa de talleres, recibe acompañamiento psicológico y forma parte del Programa de Asistencia a Víctimas de Trata de Personas del Gobierno provincial (al que se puede acceder llamando al número 145) . El camino no fue fácil. Aún hoy, hay recuerdos que la desestabilizan. Pero poco a poco fue encontrando herramientas para sostenerse.

En su relato hay momentos de pausa, de silencio, de voz entrecortada. Pero también hay firmeza. Hay decisión de seguir. Carmen dice que nunca pensó que iba a poder hablar en voz alta, tal y como la habían silenciado en la red de trata de personas. “Antes no podía. No podía ponerle palabras”, explicó. Agradece al equipo que la acompaña. “Ellos me salvaron. Son mi familia".

Su compromiso actual, además de con las personas que la ayudaron -como su psicóloga, Claudia, a quien nombró en durante toda la entrevista, y Sonia, la trabajadora social del Programa de Asistencia a Víctimas de Trata, que acompañó el diálogo- es con ella misma. Ella quiere quererse, aunque parezca un trabalenguas o una frase mal escrita, ese es el concepto. Sabe que si no se ayuda primero a si misma, no podrá ayudar a nadie más. Por eso, ahora cuando tiene ganas, se va de paseo, a conocer partes de Mendoza que nunca había visitado, o se desconecta un poco del mundo.

"Antes tuve ganas de morirme, pero ahora no. Ahora sé que Dios me dio una nueva oportunidad de vivir y la quiero aprovechar. Ahora abro las ventanas de mi casa para que entre el sol".

Está decidida a revincularse con el mundo y mostrar que se puede reconstruir su vida después de la red de trata de personas, pero primero, lo va a hacer con su propia historia, que comenzó a escribir ahora, ya lejos, muy lejos del miedo.