Científicos del Instituto Leibniz se encontraron con algo inesperado mientras analizaban datos del mar Báltico. Estructuras enormes de más de un kilómetro de longitud descansan en el fondo marino, a 21 metros de profundidad. Lo más impactante es que creen que las construyeron humanos hace 11 mil años, cuando esa zona todavía no era mar sino tierra firme habitada por cazadores de la Edad de Piedra.

El proyecto SEASCAPE comenzó oficialmente esta semana, reuniendo a expertos de varias universidades. Los investigadores sospechan que el mar Báltico esconde un tesoro arqueológico que podría transformar nuestro conocimiento sobre las sociedades prehistóricas. Estamos hablando de construcciones monumentales creadas por cazadores-recolectores mucho antes de que las aguas cubrieran la región.

Científicos contra teorías

Todo comenzó con una alineación de piedras cerca de Rerik que presenta claros indicios de construcción artificial. Jacob Geersen, el geólogo marino que lidera el proyecto, explica que están explorando territorio completamente nuevo combinando geofísica, arqueología y ciencias paleoambientales.

Datos históricos del fiordo de Flensburg revelan formaciones adicionales que habían pasado desapercibidas. Los científicos buscan reconstruir las condiciones ambientales de hace 11 mil años, cuando esa región no era mar sino lagos de agua dulce rodeados de bosques donde vivían comunidades de cazadores.

La arqueología submarina presenta desafíos únicos, pero el equipo utiliza sonar avanzado y modelos 3D para resolver este enigma. Todo indica que podrían estar ante las primeras megaconstrucciones conocidas del norte de Europa de la Edad de Piedra.

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Los científicos aseguran haber encontrado una estructura de 1 kilómetro en el fondo del mar.

Los científicos aseguran haber encontrado una estructura de 1 kilómetro en el fondo del mar.

Años de preparación

SEASCAPE se basa en investigaciones del Instituto Leibniz que comenzaron a principios de los 2000, cuando ya habían mapeado lagos hundidos y costas prehistóricas del fondo del mar Báltico. El proyecto reúne especialistas del Centro Leibniz de Arqueología, las universidades de Rostock y Kiel, además de oficinas estatales encargadas de proteger el patrimonio cultural.

Obtuvieron financiamiento de casi un millón de euros para tres años de investigación. El proyecto ya recibió reconocimiento en diciembre pasado, ganando un premio por su enfoque innovador que une disciplinas que tradicionalmente trabajan por separado en la arqueología prehistórica.