Roberto Álvarez le presentó su dimisión el ministro de Seguridad, Carlos Aranda. Éste dijo que la salida del funcionario es por cuestiones personales, pero otras fuentes de la cartera aseguraron que la partida se debió a falta de resultados en las i

Renunció el jefe de Inteligencia Criminal

Por UNO

Por Leonardo Otamendi

El jefe de Inteligencia Criminal, Roberto Álvarez, renunció este martes a su cargo. El ministro de Seguridad, Carlos Aranda, dijo a diariouno.com.ar que la partida del funcionario fue por "cuestiones personales". Sin embargo, desde la cartera y desde la Justicia indicaron que la dimisión fue pedida por los pobres resultados que generó el área en materia de investigaciones.

Álvarez es abogado y estuvo a cargo de Inteligencia Criminal desde diciembre pasado; antes fue director del registro de armas y agencias de seguridad (Repar Repriv).

Muy poco tiempo estuvo en el cargo comparado con algunos de sus antecesores -Gianni Venier o Darío Irrutia, por ejemplo-, quienes estuvieron años.

Al parecer, la renuncia de Roberto Álvarez no fue una sorpresa. La información llegó por fuentes del Ministerio de Seguridad y la Justicia, aunque sólo las primeras manifestaron cuál fue el motivo de la dimisión.

“Falta de resultados”, así de clara y concreta fue la razón que argumentaron las fuentes. Sin embargo, al consultar al ministro Carlos Aranda sobre el asunto, primero confirmó la renuncia y luego aseguró que fue cuestiones personales de Álvarez.

Aranda también fue jefe de Inteligencia Criminal. El Artículo Nº 4 del Decreto 1250/03 establece que el área debe ser conducida por un civil y la única vez que no se cumplió este requisito fue cuando al frente estuvo el comisario Darío Irrutia, quien se marchó del cargo envuelto en un escándalo.

La falta de resultados que manifestaron por lo bajo tiene un asidero, un episodio que frustró la detención más esperada del último tiempo.

Los policías de Investigaciones habían logrado dar con la guarida de Omar “El Tanga” Gómez y Néstor “El Mellizo” Fúnez, sospechados de asesinar a Matías Quiroga en el frustrado asalto al blindado en la playa de un hipermercado de Godoy Cruz.

La Justicia tenía a sus policías de civil en el barrio donde se escondían los presuntos asesinos. Les había llevado varios días encontrar la vivienda y estaba todo listo para allanarla.

Pero los efectivos de Inteligencia Criminal comenzaron a mostrarse en esa barriada desde la mañana del día que iba a realizarse el allanamiento, a fines del mes pasado. Fueron a un kiosco que estaba frente a la casa donde se escondían los sospechosos, caminaron por el barrio y esta situación llamó la atención.

Entonces los sospechosos se les fugaron casi en las narices. El disgusto en la Justicia fue grande y cayó muy mal. Esto provocó un gran descontento y pocos días después, el jefe de Inteligencia Criminal renunció a su cargo, según Aranda, por razones personales.