del diario matutino francés Libération", contó con precisión Oscar Caballero en el sitio Vanguardia.es. El mundo aún no sale de su asombro por el hallazgo de las obras del maestro Picasso, queguardaba Pierre Le Guennec, quien fuera electricista del pintor y asegura que el mismo Picasso leregaló las obras. "Pero Claude Picasso, hijo del pintor y de Françoise Gillot, administrador de la fabulosa sucesión del artista, no cree en los Reyes Magos: Pierre Le Guennec, electricista jubilado, y suesposa, vieron así desembarcar en su casa de Mouans-Sartoux, en los Alpes Maritims, el 5 de octubreúltimo, a los expertos de la OCBC, la oficina central de lucha contra el tráfico de bienesculturales, que se hizo cargo del botín y les acuso de receptación", sigue el
imperdible relato del sitio español. "La historia en realidad empezó el 14 de enero: Claude Picasso recibió un sobre en el que LeGuennec, 71 años, le enviaba fotos de inéditos de su padre y le pedía certificados de autenticidad.El celoso administrador, que controla incluso las corbatas con motivos paternos, negó loscertificados. Le Guennec insistió con sus sobres, cada vez con nuevas fotografías. Sorpresa: niClaude Picasso ni los expertos a quienes consultó reconocían esas obras, ausentes de la sucesión. "El 9 de septiembre, el matrimonio Le Guennec, molesto ante la falta de respuesta, optó por viajar a París. Las dos maletas con las que se presentaron en el espacioso piso que ocupa laPicasso Administration en el 17 Place Vendôme, entre las joyerías y el hotel Ritz, no conteníanequipaje sino, por ejemplo, nueve collage cubistas que podrían valer en conjunto más de 40millones, una acuarela picassiana de la época azul, gouaches sobre papel, litografías, retratos deOlga, la esposa legal del pintor... "Le Guennec explica que durante los tres últimos años de vida de Picasso, fallecido en 1973, fue algo así como su electricista de cabecera, responsable de la instalación de sistemas de alarmaen sus distintas residencias - el artista se mudaba, pero nunca vendía: las casas las dejabacerradas, con muebles y obras-especialmente en La Californie, en Cannes, llena de cajas condibujos. "El pintor era tan generoso como desordenado: dejó en el aire la situación de los hijos que tuvo con sus distintas parejas y tampoco llevaba un registro de su trabajo. Hasta el punto de queMaurice Rheims, encargado de clasificar las obras, debió trabajar día y noche, con un equipo detres apasionados estudiantes de historia del arte, para catalogar las más de 3.700 obras, halladasen alfombras enrolladas, envueltas en periódicos, bajo muebles... "Pero Claude Picasso niega la posibilidad de que su padre haya hecho semejante regalo al electricista, quien por otra parte habría dado versiones contrapuestas: afirmó a la policía quehabía recibido el tesoro de manos del artista; luego, que la generosa era Jacqueline, la que fueúltima pareja de Picasso. Más grave aún: el pintor, que nunca tiró ni un billete de tren y podíaesculpir un toro con el manubrio de una bicicleta, jamás dejaba salir una obra suya sin fecharla nifirmarla. En ese contexto, hay casi 300 piezas sin fecha ni firma... La posibilidad de un Picassosenil y pródigo es, en fin, rechazada por su hijo y administrador. "Un dato para contradecirlo: al mismo tiempo que la policía secuestraba el tesoro del electricista, en el castillo de Pommard, hito de los vinos de Borgoña, culminaba la exposiciónPicasso,con 150 dibujos a tinta china, el primero del 5 de abril de 1970 y el último del 22 dediciembre de 1972. La Vanguardia,en su edición del 24 de agosto, informaba que aquellos dibujosfueron obsequiados por Picasso a Jacqueline y Maurice Bresnu, empleada y chófer, a su serviciodesde 1967 y hasta la muerte del pintor. Los Bresnu conservaron aquello como recuerdo pero la mujerera menos sentimental que su marido, no en vano bautizado por el pintor osito de peluche y, una vezviuda, vendió el lote, en 1996, a la Fundación Stratton, del galerista italiano Beniamino Levi. "La preocupación de los herederos es doble: la sospecha de un delito planea sobre la historia, pero además, existe peligro de que aquel conjunto sea dispersado y modifique un mercadoque, gracias a la parsimonia con la que el propio artista vendió, estaba hasta ahora bajo control.
Embed
Pierre Le Guennec fue electricista de Picasso.