Aun bajo esas condiciones, los 22 bancos analizados se mantuvieron por encima de los mínimos exigidos, absorbiendo pérdidas hipotéticas por un total de 550.000 millones de dólares. Las proyecciones incluyeron pérdidas de 158.000 millones en tarjetas de crédito, 124.000 millones en préstamos comerciales e industriales, y 52.000 millones en bienes raíces comerciales.
Tasas de interés elevadas: otro factor de presión para los bancos
Además de enfrentar pruebas de estrés, los bancos de Estados Unidos operan en un entorno marcado por tasas de interés elevadas, establecidas por la Reserva Federal en un intento por controlar la inflación.
Este contexto representa un desafío adicional, ya que encarece el acceso al crédito para consumidores y empresas, al tiempo que pone a prueba la rentabilidad de las entidades financieras.
A pesar de estas condiciones, los grandes bancos demostraron solidez, adaptándose a un mercado más restrictivo sin comprometer su estabilidad.
Cambios en la regulación y número de bancos evaluados
Este año, se evaluaron 22 bancos, frente a los 31 del año pasado. El cambio se debe a una norma que exige que los bancos con activos entre 100.000 y 250.000 millones de dólares realicen estos tests cada dos años.
Para reducir la volatilidad de los resultados anuales, la Fed propuso en abril promediar los resultados de las pruebas de estrés durante dos ciclos. En el peor escenario, el CET1 cayó del 13,4% a un mínimo del 11,6%, para luego recuperarse al 12,7%.