Stefan Hartung, el director ejecutivo de la empresa Bosch, generó un fuerte debate en la industria automotriz. Durante una conferencia en Stuttgart, criticó duramente la hoja de ruta de Europa que prohíbe la venta de vehículos nuevos con motor de combustión a partir de 2035, una medida que considera perjudicial para la industria local.
El CEO de esta empresa está en contra de las limitaciones de la UE.
El directivo argumenta que esta regulación pone en jaque a los fabricantes del continente. Hartung comparó la situación con China, donde los híbridos enchufables y los eléctricos con extensor de autonomía todavía se comercializan con éxito. En Europa, en cambio, el desarrollo de estas tecnologías ya no parece rentable.
Una política climática diferente
Stefan Hartung pide un cambio en la política climática de la comunidad europea. Él defiende la idea de guiar el mercado con incentivos en lugar de aplicar prohibiciones tajantes. Desde Bosch, solicitan al gobierno alemán que presione en Bruselas para dar marcha atrás con la medida y mejorar las condiciones para las inversiones en movilidad de bajas emisiones.
La crítica del ejecutivo no apunta a un rechazo de la electromovilidad. Su mensaje es una llamada a la apertura tecnológica. Hartung sostiene que el objetivo principal es reducir las emisiones de CO2 de forma rápida y a un costo que la gente pueda pagar. Para él, las reglas deberían enfocarse en los resultados y no en descartar tecnologías de transición que aún funcionan para muchos usuarios y en diferentes países.
Para activar la demanda, el CEO propone medidas muy claras, como ayudas directas para el comprador particular. También pide acceso a una electricidad más barata y una red de carga que acompañe el crecimiento del parque automotor. Sin estas seguridades, la adopción del coche eléctrico se frena, especialmente fuera de las flotas de la empresa.
En el plano industrial, Hartung reclama una mejora en el entorno de costos que ofrece Europa. Exige una mayor certeza en las regulaciones para que los fabricantes y proveedores mantengan la inversión y el empleo en la región. El directivo pone el foco en la productividad y en la formación de la plantilla para no perder terreno frente a otros mercados más previsibles.
Los problemas internos de Bosch
Mientras el debate público crece, Bosch enfrenta una situación interna compleja. Las ventas no alcanzan las expectativas, los costos de energía y salarios son altos y la competencia es cada vez más fuerte. Estos factores abrieron una brecha de costos de 2.500 millones de euros en su división de automoción.
Para solucionar este problema, el grupo anunció un importante recorte de personal. La empresa planea eliminar 13.000 puestos de trabajo hasta el año 2030, afectando principalmente a sus plantas en Alemania. La meta es simplificar sus estructuras y aumentar la productividad para poder seguir invirtiendo en nuevas tecnologías. Los sindicatos, por su parte, ya anunciaron que se opondrán al ajuste.