Nació en Maipú. Entrenaba cuando su trabajo en Vialidad se lo permitía. Practicó fútbol, atletismo, natación, pelota a paleta, boxeo, básquet y ciclismo.

 

Un “caballero del deporte”

Por UNO

Apasionado, habilidoso, dedicado. Juan Domingo Ribosqui fue uno de los atletas mendocinos más sobresalientes en las décadas del 30 y 40 y en su honor se bautizó con su nombre, en 1976, el Centro Municipal de Deportes y Recreación de Maipú, ubicado en calles Juan Agustín Maza y Emilio Civit.

Su padre era polaco y su apellido –que fue castellanizado–, Gryzwosky. Su madre nació en San Luis, se llamaba Esperanza. Gryzwosky fue el encargado de fabricar las rejas que aún adornan la Bodega Giol, en el departamento en el que nacieron sus cuatro hijos: Miguel Esteban, Elena, Antonia y Juan Domingo.

Como sucede aún hoy con muchos deportistas, Juan Domingo no tenía quién costeara la particular vida de un atleta. Por eso trabajaba en Vialidad, reparando caminos maipucinos, la mayoría rurales. En el tiempo que le quedaba libre, entrenaba.

Deportista destacado

Practicó fútbol, atletismo, natación, pelota a paleta, boxeo, básquetbol y ciclismo. Enviado en representación de Mendoza a diversas competiciones regionales y nacionales, trajo consigo muchos récords –que perduraron años– y medallas.

Comenzó su carrera de deportista en 1928, con 16 años. El primer encuentro nacional al que asistió fue en Buenos Aires, en 1935, año en que logró el segundo puesto en lanzamiento del disco –a partir de allí lo tuvieron en cuenta para formar parte de delegaciones nacionales–. Ese año, además, estableció récord local de lanzamiento de jabalina. En 1938, también en Buenos Aires, obtuvo el segundo lugar en lanzamiento de disco y el cuarto en salto en largo. “Cuando el Club River Plate inauguró su pista atlética, fue invitado a participar en un torneo, obteniendo el segundo lugar en lanzamiento de disco”, dijo Rubén Mario Impagliazzo, presidente de la filial Maipú de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza.

Fue campeón cuyano y campeón provincial en diversas disciplinas, destacándose principalmente en atletismo, pelota a paleta y como arquero en el primer equipo que tuvo el Club Deportivo Maipú. De hecho, estuvo a punto de trasladarse al fútbol de Buenos Aires, requerido por clubes de las grandes divisiones.

Los periódicos locales de la época llamaron a Ribosqui un “atleta múltiple”, un “arquero prometedor”, un “caballero del deporte”.

Uno de los sobrinos, Gustavo Ribosqui, contó a Diario UNO que en su familia se comentaba cuán grandes eran las manos de su tío Juan Domingo: “Decían que atrapaba la pelota con una mano y nunca la embolsaba con el cuerpo”.

Carlos Dolcemáscolo, ex presidente de la Junta de Estudios Históricos filial Maipú, destacó en uno de sus escritos que Juan era un hombre tenaz y de conducta temperamental, con enorme fuerza de voluntad, espontáneo y generoso.

Todo lo había logrado a pulmón, entrenando cuando el trabajo con el que se sustentaba se lo permitía. Ahorraba el tiempo al máximo y, según cuenta su familia, para combinar trabajo y deporte se higienizaba en el lugar que encontrara apto para tal fin, pasando mucho frío en épocas de invierno.

Pronto, muy pronto

El 20 de diciembre de 1945 cumplió 33 años. Su esposa, Virginia De la Cruz, estaba embarazada de la primera hija de la pareja. Un mes después, el 25 de enero, Juan Domingo murió.

Nila de Espósito, esposa de uno de los sobrinos nietos de Juan Domingo, contó que Juan falleció de pulmonía y que nunca conoció a su beba, quien también falleció, recién nacida.

La tumba de la familia se encuentra en el cementerio de Maipú. Ese lugar fue durante muchos años el punto de llegada de una carrera en homenaje a Juan Domingo, que era organizada por su amigo Eusebio Guíñez (fallecido). La partida estaba en la cervecería de la calle Cervantes.

Días después de su muerte, el periódico La Libertad le dedicó este párrafo: “Conquistó a quienes lo rodearon porque tenía una gran condición. Su carácter dicharachero, bonachón, servicial, siempre dispuesto a cualquier emergencia, encontró el apoyo unánime de quienes lo rodearon. Un caballero del deporte”.

Atleta destacado, marcó muchos récords

1934. Intervino en pruebas de lanzamiento de bala y disco, salto en alto y largo. Triunfó en todas y en la última marcó un récord mendocino.

1935. En una publicación de ese año de la revista “Caras y Caretas” apareció una foto de Ribosqui con el epígrafe: “El atleta más completo de Cuyo”.

1937. Superó el récord cuyano de salto en largo en un torneo realizado en el Club Deportivo Maipú.

1938. Cuando terminó la temporada, Juan Domingo abandonó el fútbol y al año siguiente fue entrenador por algún tiempo en Gutiérrez Sport Club.

1939. Fue convocado para competir en decatlón y lanzamiento de disco como representante argentino en un campeonato sudamericano. Mientras entrenaba en el barco que desde Chile lo trasladaba a Perú, tuvo un accidente que afectó su rendimiento pero, aún así, su desempeño fue bueno.