recorren la totalidad del perímetro. Sin embargo, lejos de encontrar visitantes responsables, la mayoría de las personas semolestan con las recomendaciones que les dan las autoridades, a pesar de que están claramenteponiéndose en peligro.
Diario UNO fue parte de uno de los habituales recorridos arriba del bote deinspección y pudo comprobar un rosario de imprudencias que son cometidas, a veces, por ignoranciay, otras tantas, porque aun conociendo las reglas las personas prefieren hacer todo lo posible paraobviar lo establecido. Nadar lejos de las orillas –donde se puede hacer pie–, utilizar de embarcación la base de unatabla de windsurf, internarse en medio del agua sin chaleco salvavidas, pescar en zonas señalizadascomo no permitidas, hacer fuego, traspasar los lugares boyados para practicar algún deportenáutico, constituyen el menú de las infracciones. "Me metí porque vi a otros llegar hasta acá", "¿Por qué no puedo nadar si estoy cerca de la costa?", "Yo pesco acá siempre que vengo y nunca me pasó nada", son algunas de las explicacionesque los mendocinos esgrimen cuando los inspectores les reclaman que vuelvan a lugares seguros.Todas excusas que son seguidas de gestos de fastidio por las "molestas" recomendaciones. "Estamos todo el día arriba del bote y siempre es igual, por más que les decimos lo que no pueden hacer, lo hacen", señala Guillermo Tejada, uno de los inspectores mientras completamos elrecorrido por el dique. "Y cuando nos vamos, vuelven a nadar y pescar donde saben que no pueden,parecen chicos", agrega Jorge Gordillo. En general, los inspectores intentan que los visitantes cumplan con el cuidado y el respetoque se debe tener al agua. Pero no alcanza. El 25 de diciembre tuvieron que realizar 15 rescates del agua de personasque entraban en el dique por primera vez en un bote recién comprado o de nadadores cansados quepedían ayuda. En el control que
UNO presenció, en dos oportunidades debieron sacar personas del agua. Una familiaentera que había quedado atrapada con una tabla de windsurf en la zona de árboles, cerca de la rutavieja. Y un solitario nadador que sin chaleco ni traje estaba en la zona de la desembocadura delrío Mendoza, donde el agua tiene una temperatura cercana a los 10° y hay remolinos por lacorriente.
Cada vez hay más concurrencia"Tratamos de que la gente pase un buen momento, tampoco se le puede prohibir todo. Si están en la orilla del agua, sentados, o que el agua les llegue al pecho, no les decimos nada, pero lagente, apenas nos descuidamos, ya está nadando aguas adentro", explica Marcelo Ríos, el jefe de lapatrulla de inspectores. Según comenta, cada vez es más frecuente la cantidad de personas que compran botes a remo otipo kayac para navegar en Potrerillos, atraídos por la limpieza del inmenso espejo de agua. "Los que hacen algún deporte náutico siempre respetan las normas, el conflicto lo tenemos conlos novatos", asegura.
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Cerca del pueblo de Potrerillos, miles de familias se meten al agua sin protección alguna. Allí la temperatura no supera los 15°. Al ver el bote de control, huyen.
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Cerca del pueblo de Potrerillos, miles de familias se meten al agua sin protección alguna. Allí la temperatura no supera los 15°. Al ver el bote de control, huyen.
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Tres hermanos utilizan la base de una tabla para “pasear por el agua”, mientras el padre de ellos hace windsurf sin chaleco, en una zona llena de árboles.
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Estos dos pescadores estaban cerca del paredón, una zona prohibida, en la que nadie los puede ayudar si tienen algún problema.
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Estos jóvenes se han instalado en la punta de un cerro, lejos de la orilla.