Agustina Corvalán de Vera (86) testimonió por la desaparición de Rodolfo Vera en la décima jornada de debates de los juicios por lesa humanidad que se llevan adelante en Mendoza. Al ex militar Garibotte le subió la presión tras ser mencionado como jefe

"Mi hijo militaba por la gente"

Por UNO

“Estudiaba arquitectura, trabajaba, iba a los barrios, ayudaba a la gente, regalaba ropa, militaba por la gente que sufría necesidades...”. Así definió Agustina Elcira Corvalán de Vera a su hijo Rodolfo, desaparecido desde el 6 de diciembre de 1977. Con su pañuelo blanco en la cabeza, que la identifica como integrante de Madres de Plaza de Mayo, y apoyada por una de sus nietas para superar sus dificultades para oír, esta señora de 86 años tuvo la oportunidad de expresarse por primera vez en el marco del tercer juicio por delitos de lesa humanidad que se realiza en la provincia.

Este viernes se cumplió la décima jornada de debates, y entre los datos salientes surgió el aportado por la subsecretaria de Justicia de la provincia, Romina Ronda, quien dio cuenta de la existencia del “parte de guerra” de un Libro de Novedades de la Unidad Regional IV del Ejército en el que consta que uno de los operativos realizados en el domicilio de la familia Vera –en Rodeo de la Cruz– fue comandado por el militar retirado Juan Antonio Garibotte, uno de los imputados en el actual proceso. Curiosamente, poco después de conocido eso, Garibotte, que por razones de salud seguía el desarrollo de la audiencia por teleconferencia desde el mismo edificio de Tribunales Federales, pidió permiso para retirarse –y se le concedió– porque le subió la presión.

Rodolfo Vera fue militante del Partido Comunista Marxista Leninista, y cuando supo que era buscado por el Ejército y la Policía logró mantenerse escondido durante casi un año. Antes de su secuestro, en la casa de sus padres hubo dos episodios: en uno, la policía se llevó a su progenitor, Dionisio Vera, a quien mantuvieron en el temible D2 durante más de cuatro horas, y el referido, que encabezó Garibotte.

Vera estuvo un tiempo en casa de unos tíos en Rivadavia y hacia finales del ’77 trabajaba en una mimbrería de Godoy Cruz, desde donde fue “chupado”. También declaró un hermano del desaparecido. Se trata de Carlos Vera, quien fue detenido en 1978, “por ser hermano de un desaparecido”, según contó, ya que él no tenía relación con ninguna agrupación política. Además, dio detalles de una camioneta que era de su familia y que la policía la tuvo por casi 10 años hasta que la devolvió totalmente deteriorada.

El otro hecho saliente observado ayer fue el llamado de atención, por parte del presidente del Tribunal Oral Federal, Juan Antonio González Macías, a uno de los procesados, al ex policía Fernando Morellato. El magistrado le advirtió que es la segunda vez que debe pedirle que evite deambular junto al público que asiste al juicio en actitud supuestamte provocativa y que en una próxima instancia tomará medidas severas.

La semana próxima continuará el debate y se prevé que declare como testigo la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Mendoza, María de Domínguez. La titular de la agrupación tiene como desaparecidos a su hijo Walter y a su nuera Gladys Castro, quien al momento de ser secuestrada estaba embarazada de seis meses y dio a luz en cautiverio, pero no se ha logrado dar con el paradero del hijo o hija del matrimonio Domínguez.