Una ley para reglamentar la actividad en toda la provincia duerme en un cajón de la Legislatura. Mientras tanto, un mendocino fue agredido como sucedió en Buenos Aires

Los "trapitos" sólo están regulados en Capital y Godoy Cruz

Por UNO

Son cerca de las 22.30 de un viernes. La idea es ir a comer y tomar algo. El lugar elegido es alguno de los tantos bares de la Arístides Villanueva. Estacionar sobre esa misma calle es casi una misión imposible por lo cual hay que optar por alguna de las aledañas. Al llegar a destino, apenas uno se baja del auto llega una frase: "¿Se lo cuido? Son $30". Así, sin más, sin posibilidad de mediar, en las zonas en donde las tareas de los cuidacoches no están reguladas rige el libre albedrío y los problemas que eso implica.

El caso de un "trapito" que agredió a un automovilista que no quiso pagarle para estacionar su auto, en Buenos Aires, reavivó una polémica que ha tenido en Mendoza varias idas y vueltas y que incluso tuvo una lamentable réplica local justamente en la Arístides.

Los únicos municipios del gran Mendoza que tienen algún tipo de regulación sobre el estacionamiento y sobre la labor de los cuidacoches son Capital y Godoy Cruz, en menor medida. El ex diputado demócrata, Jesús Riesco presentó en 2014 un proyecto para crear un registro a nivel provincial y regular la actividad en toda Mendoza que quedó dormido en comisiones.

En Ciudad el estacionamiento medido funciona desde 2004. "Es un programa social", explica el secretario de Seguridad Ciudadana, Raúl Levrino. Hay 280 tarjeteros que cubren 2.500 espacios de estacionamiento lo que equivale a unas 150 cuadras. "Uno de los requisitos es que sean mayores de 18 años y que estén documentados. Se hace un control y cuando cometen alguna falta, tienen tardanza o no tienen tarjetas se les hace un apercibimiento", comenta el funcionario.

De acuerdo con los datos que brinda Levrino, en promedio, un cuidacoches gana $6.000 mensuales. La tarjeta cuesta $8 la media hora y los trabajadores se quedan con la mitad de la ganancia.

En Godoy Cruz, el otro departamento que implementó un sistema de control, participan del programa de cuidacoches unas 60 personas. "La idea era controlar el tránsito e incluir a los chicos en algún tipo de formalidad", detalla Lisandro Delgado, director de Tránsito de esta comuna. La regulación comenzó en 2013, y abarca algunas cuadras alrededor de la plaza y de calle San Martín. La media hora cuesta $5 y los "trapitos" se quedan con el 65% de lo que recaudan. "La idea es que el sistema les sirva a ellos", agrega.

Arístides, casi sin control

Pese a que en 2014 se incorporó el estacionamiento medido nocturno de 21 a 4 de la mañana en la Arístides, no se lo amplió a las calles paralelas ni perpendiculares por lo que la anarquía de los cuidacoches es lo que manda. "Como es una zona residencial debemos tener en cuenta la opinión de los vecinos y ver si les damos una oblea especial. Estamos haciendo un relevamiento", cuenta Levrino como punto clave a la hora de ampliar el programa a los alrededores de la calle de bares y restoranes más visitada de Mendoza.

Un funcionario de la UNCuyo golpeado por trapitos

Fernando Garro, director de la Nave Universitaria, sufrió en carne propia la extorsión de un cuidacoches cuando fue a comer a un restaurante de la calle Arístides Villanueva.

El hombre había estacionado desde las 23 hasta la 1.45 sobre la misma arteria, horario en el rige el

estacionamiento medido. Cuando Garro llegó a su auto, quisieron cobrarle $70.

Al principio se negó a pagar esa suma (correspondían $48) porque ni siquiera le mostraban las tarjetas, pero cuando vio que se acercaba otro compañero y la discusión se ponía caliente, le dio los $70 al "trapito". No contentos con el dinero, cuando Garro se subió al auto comenzaron a pegarle desde afuera hasta que pudo irse.