y pasaran a tramitarse en forma oral, expedita. El miércoles, cuando me enteré de la muerte de Armando Lucero, conocido mundialmente como elChacal o el Monstruo de la Cuarta, caí en la cuenta de que el imputado había estado preso un año yque dejaba este mundo sin ser juzgado. También recordé que cuando el caso explotó, desde laJusticia dieron claros indicios de que en pocos meses –a más tardar a fines de 2009– Lucero seríasentenciado de acuerdo con las contundentes pruebas testimoniales y científicas recolectadas por elfiscal a cargo. Para todos, instruir y resolver ese expediente era un mero trámite. Sólo había queesperar. Sin embargo, el Chacal murió mientras la Justicia se debate por recuperar casi un mes dehuelga de sus empleados y el máximo tribunal se encamina lentamente hacia un proceso de renovación,tras la jubilación de Aída Kemelmajer de Carlucci y el pronto retiro de Fernando Romano. Hace seis años, café de por medio, tras pedir un aumento presupuestario en la Legislatura, aNanclares le brillaban los ojos cuando enumeraba las múltiples ventajas de la oralidad de losprocesos judiciales, ya que serían breves y muchísimo menos costosos para el Estado, los testigos eimputados serían interrogados casi al mismo tiempo de ocurrido el delito (no es lo mismo declararen ese momento que días después) y la Justicia podría ahorrarse varios millones de pesos ennotificaciones para los abogados y en la confección de esos expedientes que, por cada tomo (ocuerpo como dicen en la jerga judicial), reúnen 250 fojas que deben ser tipeadas y redistribuidas alas partes en pugna, lo que atenta contra la rapidez que ansían los ciudadanos. Pero también hacía falta un cambio de forma de pensar, especialmente, en aquellos sectoresque se oponen a lo nuevo. Al respecto, es menester recordar que el ala dura de la Justicia penal deMendoza todavía despotrica contra el sistema de recepción de denuncias en las comisarías. ¿Volverá Nanclares a la carga ahora que dejó de estar en la línea de fuego de la Cortemendocina? Por ahora, la única certeza es que en Chile, el Chacal no sólo estaría muerto, sinotambién condenado.