Por Enrique Pfaab
El Congreso Justicialista se centró en un objetivo: potenciar el apoyo al gobernador para que logre reforma de la Constitución local. En el encuentro realizado en San Martín se criticó a la oposición.
El Congreso Justicialista se centró en un objetivo: potenciar el apoyo al gobernador para que logre reforma de la Constitución local. En el encuentro realizado en San Martín se criticó a la oposición.
Por Enrique Pfaab
Se juntaron y con un mensaje único y alineado, y le dijeron a la tropa: “Vayan y militen la reforma constitucional”. No hubo más. Ese fue el objetivo del Congreso Justicialista que se realizó ayer en San Martín, objetivo que fue cumplido por demás, bien sazonado con la más pura mística peronista. “Voy a dejar la vida por este cambio institucional y esta transformación que necesita Mendoza”, sentenció el gobernador Francisco Pérez en su discurso de cierre.
El predio Huanqui Hue, ubicado a la vera de la ruta 50 en Alto Verde, el mismo que sirvió para festejar la victoria de Celso Jaque cuando fue elegido gobernador, comenzó a recibir a los justicialistas de la provincia, desde sus dirigentes hasta su tropa. El encuentro arrancó apenas pasadas las 10.30 y los organizadores decidieron directamente ir al punto más sensible del militante y al que fue el momento fundador del peronismo: el Día de la Lealtad, el 17 de octubre de 1945. Allí se lo escuchó al joven general Perón agradeciendo el apoyo del pueblo trabajador después de su liberación de la isla Martín García.
Y con las emociones al máximo, el intendente anfitrión, Jorge Omar Giménez, dio la bienvenida al gobernador Francisco Pérez, a sus ministros, a todos los intendentes oficialistas y a unos 600 militantes.
Pero el gobernador no renunció todavía a su aspiración reeleccionista (dijo: “No dejamos de lado ningún tema”) pero prefirió insistir en que “se trata de incorporar derechos”. La motivación inicial tenía como objetivo transmitirle a la militancia el convencimiento y la necesidad de reformar la Constitución provincial, un proyecto que se ha topado con el rechazo sistemático de la oposición.
Una resistencia que ahora el oficialismo quiere socavar convenciendo a la población, “casa por casa, militando baldosa por baldosa”, dijo el vicegobernador Carlos Ciurca. “Tenemos la decisión intacta de estar unidos y encolumnados, verticalmente y organizados, como lo decía Perón”, sostuvo.
Para esto la conducción necesitaba mostrarse sin fisuras ni pujas internas. “Esta es reunión histórica por su concurrencia, con todo el Partido Justicialista, todos los consejos departamentales… como nunca antes se había visto”, dijo el intendente Giménez. “Acá estamos los verdes, los amarillos, los naranjas, los pelados, los del sur... para decirle a nuestro gobernador que estamos con él y que se anime a transformar”, expresó.
Nosotros, los subestimados
“Vamos a transformar la provincia. Ya nos subestimaron en 2007 con Celso. Después nos subestimaron en 2011 cuando fuimos con Carlos (Ciurca), ahora creen que tampoco vamos a poder”, dijo el gobernador. “La reforma no es para discutir cargos ni temas de coyuntura. No venimos a discutir el 2013 o el 2015. Venimos para ver qué Mendoza queremos para los próximos 50 o 100 años. Que se olviden: no hemos venido a dormir la siesta”, lanzó Paco.
Ciurca, entre tanto, apoyó sus argumentos en algunos números contundentes: “La Mendoza de 1916 tenía 292.711 habitantes. Era más chica que Guaymallén. Hoy tiene 1.800.000 habitantes. En 1916 tenía un parque automotor de 827 vehículos y ahora son 416 mil. Había 35 mil niños en edad escolar. Ahora hay 433 mil. Esa Constitución fue buena para 1916 pero ya no lo es para el presente”.
Además, el vicegobernador dijo: “Reformar es una postura ideológica. Es garantizar derechos conquistados, principios sociales, porque la inclusión de derechos ha venido siempre de la mano del peronismo, sin ánimo agredir. Por eso volvemos a convocar a todos los partidos políticos a debatir y que se pongan al servicio del pueblo”.
También chicaneó a la oposición diciéndole: “No se hagan los rulos aquellos a los que les quedan cada vez más grandes los lugares donde debaten. El peronismo no se divide y no sólo ganamos elecciones, también el peronismo gana la calle con militancia, porque la lealtad se practica, no se reclama”.
No decir macanas
“Mi mujer me dijo antes de salir: ‘No vas a decir ninguna macana y que terminen de romper todos los acuerdos provinciales’”, arrancó bromeando (¿o sincerándose?) el presidente del justicialismo mendocino e intendente de Guaymallén, Alejandro Abraham. “Este día tiene que ser recordado como el día de la unidad del peronismo mendocino”, dijo.
Luego, el calvo dirigente cargó contra los opositores. “Algunos intentan sentarse en la falda de (Mauricio) Macri y otros ni siquiera tienen una falda o una bragueta para ir a prenderse, como es el caso de los radicales que están en franca disolución nacional”, dijo. “Esto nos preocupa –aclaró– porque queremos un radicalismo popular, como fue el de Forja, de Alem, el de Yrigoyen y no un radicalismo provincial que se anda pateando con los demócratas para ver quién dice más que no”.
Después Abraham castigó la objeción de dirigentes de la UCR de que el actual no es el momento para una reforma. “¿Cuál es el momento, cuál es el clima? ¿Qué hubiera sido si las Madres de la Plaza hubieran esperado un clima propicio? ¿Qué hubiera sido de Néstor Kirchner en el 2003…? Esa es una idea antidemocrática y es porque no quieren dar el debate”, sentenció.