La historia de Hipatia es muy interesante, ya que es la primera mujer matemática de la que setiene conocimiento. Lamentablemente, no fue la primera ni la última mujer que padeció la violenciabrutal de los hombres. No está a mi alcance explicar por qué los hombres a lo largo de la historiahan victimizado a la mujer, pero estoy convencido, que si ayudamos y educamos a nuestras mujeres enla prevención, bajaremos las espantosas estadísticas de actos violentos contra el género femenino.
Seguridad masculina y femenina Cuando analizamos los riesgos de ser agredidos que enfrenta un hombre y los comparamos conlos de una mujer, no es exagerado afirmar que se trata de dos mundos diferentes. Pregúntele a unhombre cuándo fue la última vez que tuvo miedo de ser agredido y seguramente se tomará unosinstantes para responder, ya que le costará buscar en su memoria esa circunstancia en la que sintiómiedo. Con ellas no sucede lo mismo, la mayoría citará un evento reciente o dirá: "Anoche", "hoy" olo que es peor, "todos los días". Si bien la mayor parte de las cosas que más miedo nos dan noocurren nunca, no es apropiado confiar ciegamente en los sistemas de seguridad de nuestra casa,nuestro trabajo o la Policía, aunque son importantes para nuestra seguridad personal, es cierto quecuando actúan ya es demasiado tarde. Las personas son las que producen daño y, en el caso de laseguridad femenina, son los hombres en su inmensa mayoría los que las agreden y es a ellos a losque hay que comprender para poder estar prevenidas. El especialista en prevención de actos violentos, el norteamericano Gavin de Becker afirmaque los seres humanos poseemos una fuente muy confiable de recursos para estar prevenidos de unaposible agresión: nuestra propia intuición. En ella, se encuentra toda la información para estarprevenidos de personas y circunstancias que pueden poner en peligro nuestras vidas. Como todos losanimales, nosotros también tenemos un sistema de alerta innato ante el peligro, el problema es queno estamos preparados para confiar en él. Gavin de Becker afirma que hay un código universal de laviolencia que la mayoría de nosotros puede advertir automáticamente, pero que la vida modernaadormece nuestra sensibilidad: o no lo vemos o no queremos admitirlo. De lo que estamos hablando esdel miedo, que tanta mala prensa tiene en nuestros días, pero que en realidad es una emociónpositiva concebida para salvarnos. El miedo es una parte fundamental de nuestra experiencia, ¿quiénno tuvo miedo alguna vez? Cuando tenemos miedo creemos que algo ha fallado, que en cierta formasomos menos que los otros. De hecho, esto no es así, todos sentimos miedo, lo importante es saberqué hacemos con "nuestro" miedo. Podemos ignorarlo o petrificarnos. O podemos reconocerlo y a pesardel miedo tomar medidas preventivas y seguir adelante.
Percepción de peligro Es habitual creer que percibir es mirar. Esto no es así, se mira con los ojos, pero sepercibe con el cerebro. Son numerosas las investigaciones sobre cómo los seres humanos detectamosel peligro. Rupert Sheldrake es un científico muy particular, formado en la Universidad deCambridge, conocido por muchos por su teoría de los "Campos mórficos", en el año 1997 publicó en laprestigiosa revista New Scientist los resultados de un experimento sobre la capacidad que tenemoslos seres humanos de sentirnos observados. Dice Sheldrake: "La sensación de sentirse observado esmuy común, algunas encuestas indican que el 90% de las personas han experimentado este tipo defenómeno alguna vez. Si la gente realmente puede decir cuándo es observada por la espalda, estosugiere que algún tipo de influencia emana del observador". En Suiza, un equipo de científicos dela Universidad de Lausana determinó que los mamíferos detectan mensajes de peligro a través delganglio de Grueneberg, situado entre las fosas nasales, éste recibe las feromonas de alarma que hansido liberadas por un congénere para advertirlo de una posible amenaza. Este ganglio está presenteen la mayoría de los mamíferos y su función en los seres humanos permitiría percibir el estrésliberado por otra persona. Sin duda, estamos dotados para intuir el peligro, lo que sucede es queen la mayoría de los casos no sabemos decodificar las señales que emite el posible agresor. Laforma de mejorar nuestro maravilloso sistema receptor de peligro es incorporando información.Caminar por la montaña, nadar en el mar, navegar en kayak, son actividades al aire libreplacenteras, pero si no disponemos de un mínimo de conocimiento sobre ellas, nos pueden costar lavida. Las mujeres deben aprender a leer los signos de peligro y actuar en función de ello. Estácomprobado que el delincuente elige y siempre elige la víctima que le permitirá cumplir sucometido. Algunas señales que pueden ponernos sobre aviso son: • Hombres demasiados simpáticos. Hablan mucho y nos dan detalles innecesarios paradistraernos. • Son ellos los que se acercan a nosotros, nunca al contrario. • Encuentran la manera de ayudarnos para que nos sintamos en deuda. • Ignoran o no tienen en cuenta cuando les decimos "no". • Cooperación repentina de un extraño o caballerosidad fuera de lugar. • Prejuicios por la ropa y la apariencia: "la gente bien vestida es buena y por lo tanto, nome hará daño". Muchas mujeres reconocen con frecuencia situaciones de peligro, pero para no parecer "maleducadas" o "desubicadas", ya sea por prejuicios raciales o sociales permiten el curso de lasacciones que harán de ellas una víctima.
Preparación psicológica Si las mujeres se preparan psicológicamente podrán sobrellevar con éxito una confrontaciónviolenta. Es inútil entrenar golpes y palancas para un combate con un hombre si no se dispone deuna mente entrenada. La mente es el arma más peligrosa que puede llevar una mujer en cualquiersituación. Por el contrario, sin una preparación adecuada su mente puede ocasionarle resultadosdevastadores y estará librada al destino de su propia suerte.