Con el paso del tiempo, el lavado de manos ha evolucionado de tal manera que son muchas las personas que ahora lo realizan con productos caseros que tienen en el hogar. En este sentido, se recomienda por una serie de ventajas el uso de la avena y la miel para realizar esta tarea de limpieza.

Principalmente, tienes que saber que esta acción puede darte grandes beneficios para el cuidado de la piel, algo que se da gracias a las propiedades de ambos elementos.

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Lavado de manos con agua y miel: por qué recomiendan hacerlo y para qué sirve

Lavado de manos con agua y miel: por qué recomiendan hacerlo y para qué sirve

Por qué recomiendan lavarse las manos con avena y miel

Especificando cada uno de los beneficios de este lavado de manos, hay que decir que la avena actúa como un exfoliante suave, limpiando impurezas y células muertas.

Por su parte, la miel es un humectante natural que hidrata y protege la piel, además de tener propiedades antibacterianas que cumplen con las tareas de higiene.

Al realizar el lavado de manos de esta forma, evitarás que tus manos permanezcan secas y se agrieten, siendo estos dos mencionados problemas frecuentes.

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Lavado de manos con agua y miel: por qué recomiendan hacerlo y para qué sirve

Lavado de manos con agua y miel: por qué recomiendan hacerlo y para qué sirve

Si tu piel se encuentra sensible o irritada, este lavado de manos la calmará, sobre todo por las propiedades calmantes y antiinflamatorias de la avena.

Ya lo sabes, si quieres humedecer la piel de tus manos, calmar la irritación o simplemente higienizarte y prevenir bacterias de manera distinta, será mejor que realices el lavado de manos de esta forma.

Cómo lavarse las manos con avena y miel

  1. Coloca una cucharada de avena molida y una cucharada de miel pura en un recipiente.
  2. Mezcla hasta obtener una pasta homogénea.
  3. Humedece ligeramente tus manos con agua tibia.
  4. Coloca la mezcla sobre las palmas y frota suavemente durante 1 a 2 minutos, masajeando también entre los dedos y el dorso de la mano.
  5. Enjuaga con agua tibia hasta retirar todos los restos de la mezcla.
  6. Seca con una toalla suave, sin frotar demasiado para no irritar la piel.

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