La vértebra muestra evidencias inequívocas de que el niño fue tratado como cualquier otra presa. Los arqueólogos encontraron múltiples huesos con señales de descarnado e fracturación intencional, lo que confirma que estos restos fueron procesados para alimentación. Gran Dolina ya había dado anteriormente el primer caso documentado de canibalismo prehistórico.
huesos
Los huesos dieron la evidencia necesaria para realizar el descubrimiento.
Los investigadores creen que el canibalismo entre los Homo antecessor pudo servir para múltiples propósitos más allá de la simple supervivencia. Esta práctica podría haber funcionado como una forma de control territorial o demostración de dominio.
Durante la misma temporada de excavación, los científicos descubrieron una letrina de hienas que contenía más de 1.300 coprolitos fosilizados, ubicada justo encima de la capa que contiene los restos humanos.
El descubrimiento que cambia todo
Atapuerca continúa revelando secretos perturbadores sobre nuestros ancestros más antiguos. La presencia de restos juveniles plantea interrogantes profundos sobre la vulnerabilidad, las estructuras sociales y los procesos de toma de decisiones dentro de los grupos humanos primitivos.
España prehistórica era un lugar despiadado donde la línea entre depredador y presa se difuminaba constantemente. Los Homo antecessor vivieron en Europa occidental entre 1,2 millones y 800.000 años atrás, enfrentando condiciones ambientales extremas y una competencia brutal por los recursos.
Cada nueva temporada de excavaciones en Gran Dolina aporta evidencias que obligan a repensar cómo vivían, cómo morían y cómo trataban a sus muertos los humanos de hace casi un millón de años. Los descubrimientos sugieren que el canibalismo no era una práctica excepcional sino repetida, lo que indica que formaba parte del comportamiento habitual de estos grupos humanos.