¡No lo sabía!

De qué habla la carta de Albert Einstein a Sigmund Freud: marcó la historia de la guerra

La carta de Einstein y Freud impulsó la reflexión sobre la guerra y la paz, destacando la importancia de unir ciencia, educación y ética

En 1931, en un mundo marcado por tensiones crecientes y la sombra de conflictos inminentes, Albert Einstein y Sigmund Freud protagonizaron un intercambio epistolar histórico, promovido por la Liga de las Naciones. Este diálogo buscaba reunir las perspectivas de dos de las mentes más influyentes del siglo XX: Einstein, desde la ciencia y el humanismo, y Freud, desde el psicoanálisis.

La carta, titulada "¿Por qué la guerra?", no solo abordó cuestiones teóricas, sino que planteó una profunda reflexión sobre las raíces de la violencia humana, el papel de las instituciones y la posibilidad de alcanzar una paz duradera mediante la comprensión y la educación.

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De qué habla la carta de Albert Einstein a Sigmund Freud: cuando la ciencia, la psicología y la política se fusionan

En su intercambio, Albert Einstein cuestiona la inevitabilidad de la guerra y sugiere que la razón podría prevalecer sobre los impulsos destructivos. Sigmund Freud, por su parte, profundiza en los instintos básicos del ser humano: el impulso de vida (Eros) y el impulso de muerte (Thanatos), y cómo estos se manifiestan en las sociedades.

Argumenta que, aunque los conflictos parecen inevitables, las instituciones sociales, la cultura y la educación tienen un papel clave para canalizar las fuerzas destructivas hacia fines constructivos. Ambos coinciden en la necesidad de un progreso colectivo que trascienda la mera supervivencia para garantizar la coexistencia pacífica.

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Consecuencias de esta carta

La carta entre Einstein y Freud no tuvo un impacto inmediato en la política global, pero dejó un legado significativo en la reflexión sobre la guerra y la paz. Su análisis interdisciplinario inspiró debates sobre la naturaleza de los conflictos y las soluciones posibles.

Aunque la Segunda Guerra Mundial estalló pocos años después, el documento contribuyó a la construcción de una conciencia colectiva sobre la importancia de abordar las raíces psicológicas y sociales de la violencia. En la actualidad, se reconoce como un testimonio histórico que evidencia la necesidad de combinar la ciencia, la educación y la ética para lograr una paz duradera.