Ese nuevo proyecto consiste en el armado de prototipos que publican en internet y la gente a la que algo le gusta les llama y ellos toman las medidas y dan la opción de elegir el color o modificar la forma de la prenda para adaptarlo al físico del cliente. De esa manera, el comprador se asegura que será a su gusto y medida.
"Personalizamos un poco y aconsejamos sobre qué les puede quedar mejor. Creamos colecciones cápsula, es decir que son chicas y no saturamos el mercado con una prenda. Eso hace que el cliente tenga cierta exclusividad y no tengas a cientos de personas con prendas iguales", explicó Ferraro.
En ese sentido, Ferraro contó que buscan utilizar otro tipo de texturas, de telas, de combinación de colores, que en los negocios tradicionales no se consiguen.
El camino para ser reconocido
El diseñador contó en Nihuil que en sus orígenes comenzaron vendiéndole a mujeres, pero que ahora los que más les compran son hombres, y que por ejemplo muchos jóvenes le piden sacos personalizados para las fiestas de egresados ya que no los consiguen en el mercado.
"Dentro de la colectividad gay también nos estamos metiendo porque hay muchos chicos homosexuales que son de invertir mucho en su imagen y en el mercado no consiguen lo que quieren", detalló Ferraro.
"Cuando empecé a trabajar en Vendimia, a hacerme más visible, empezaron a reconocerme un poco más". "Cuando empecé a trabajar en Vendimia, a hacerme más visible, empezaron a reconocerme un poco más".
Además, contó cuánto le costó sentirse reconocido por su trabajo, ya que no es un medio "fácil" para insertarse, y que lo logró gracias a la Fiesta Nacional de la Vendimia.
"Me costó mucho sentirme reconocido. Se trabaja muchísimo y cuesta que reconozcan el trabajo porque había un par de personas instaladas en el mercado y si no pasaba por ellos, como que no existía", recordó Ferraro.
Sobre las modas y el dólar
El experto en diseño contó que las modas se imponen a nivel internacional y se decantan a lo nacional y después a lo provincial, y que cada zona tiene su moda y forma de vestirse, entonces es necesario adaptarse.
"Básicamente lo último que se está usando e imponiendo son las transparencias, las irregularidades en los cortes, las diagonales. La idea es desestructurar un poco, no acartonar las prendas. Se usan cosas más ligeras, más relajadas", detalló Ferraro.
"Lo más caro que he pedido por una confección o un vestido puede estar en los $40 mil". "Lo más caro que he pedido por una confección o un vestido puede estar en los $40 mil".
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Por otra parte, dijo que la suba del dolar golpea fuerte al sector, ya que los clientes buscan otras alternativas más económicas y empiezan a elegir diseños por internet, lo cual los deja relegados.
"Trabajamos la mayoría de los materiales como las telas y pedrerías que son importados, entonces estamos atentos al dólar. Apostamos a la provincia en lo que es telas, porque los dueños de las sederías nos apoyan bastante, pero ellos tampoco están exentos al dolar", cerró Ferraro.