Luciana Morá[email protected]
Fue militar, sociólogo, político, educador y abogado. Se lo considera un intelectual de la Generación de 1880. Su gemelo fue gobernador de Mendoza. Sobrevivió al terremoto de 1861 pero quedó huérfano a los 3 años.
Fue militar, sociólogo, político, educador y abogado. Se lo considera un intelectual de la Generación de 1880. Su gemelo fue gobernador de Mendoza. Sobrevivió al terremoto de 1861 pero quedó huérfano a los 3 años.
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Agustín y Jacinto no estaban durmiendo. Historiadores locales especulan con que tal vez por esa razón los gemelos sobrevivieron al devastador terremoto que el 20 de marzo de 1861 causó la muerte de unas 6 mil personas, alrededor de la mitad de la población de Mendoza ese año.
La mañana siguiente al temblor, un jarillero, que solía realizar trabajos en esa casa, rescató a Jacinto de entre los escombros. Jaime Correas en su libro Historias de familias cuenta que Jacinto llamaba Ño a su salvador, de apellido Arambuena. “Siembre fue un misterio por qué el niño lo había llamado desde debajo de los escombros si apenas lo conocía”.
El sismo destruyó la vivienda de la familia, ubicada en las calles Paraná y Bolivia (hoy Garibaldi y Federico Moreno, de Ciudad) y como consecuencia del derrumbe Matilde Suárez, Nicolás Álvarez y sus hijos Nicolás, Matilde y Guillermo fallecieron. Los gemelos quedaron entonces bajo la tutela de su tío Jonás Álvarez y al cuidado de su abuela paterna, Rita Coria. Jonás les consiguió lugares en el Colegio Nacional. Agustín ingresó como pupilo con una beca y su hermano tuvo permiso para cursar como externo.
El colegio estaba ubicado en Belgrano y Rivadavia, de Ciudad. Al terminar el secundario, los hermanos eligieron caminos distintos: uno persiguió su vocación marcial y el otro, su pasión por la medicina.
En 1878 Agustín egresó del Colegio Militar con grado de teniente. Intervino en campañas en todo el país, incluida la del Desierto. Fue coronel y capitán. Estuvo en actividad por más de 21 años. En 1883 ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y cinco años después obtuvo el título. Años después fue designado juez en nuestra provincia.
Brillante pensador
Agustín se dedicó a la docencia en Buenos Aires y en Mendoza. En 1890 fue profesor de Filosofía y de Derecho en el Colegio Nacional local, que desde 1932 lleva su nombre. Dos años después, fue elegido diputado nacional y partió a Buenos Aires.
En ambas provincias también plasmó sus ideas positivistas y liberales en ensayos y periódicos. Escribió para El Debate, Times (Londres), Caras y Caretas, Fray Mocho y numerosas publicaciones vinculadas con la abogacía.
Es considerado uno de los intelectuales más importantes del siglo XIX, perteneciente a la que se conoce en la historia de las ideas argentinas como la Generación de 1880. La ética es una temática presente durante toda su producción escrita. Los intelectuales lo describen como sociólogo, político y educador. Sus ideas fueron analizadas por numerosos eruditos, entre ellos, el filósofo mendocino Arturo Roig. Una de sus frases: “La posibilidad de la vida y la dicha para los que son y para los que serán, están en el cartel del universo y en el programa del humanismo”.
Agustín fue militante de la Unión Cívica, en su versión más moderada. Fue también vicepresidente del Instituto Geográfico Argentino y presidente de la Sociedad Científica Argentina, en 1912. Años antes, se había casado con Agustina Venzano, con quien tuvo cinco hijos.
Agustín Álvarez falleció en Buenos Aires, luego de padecer una parálisis cerebral en 1914. Su tumba está en el Cementerio de la Recoleta.
Además del Colegio Nacional, varias calles y un club cultural y deportivo de Godoy Cruz llevan su nombre.
Jacinto: médico dedicado y político exitoso
Jacinto tuvo una infancia difícil, al igual que su hermano. En su caso, luego de terminar el secundario a los 17, sus deseos lo llevaron a Buenos Aires, donde estudió medicina y se recibió en 1885. Volvió a Mendoza. Como médico, combatió la epidemia de cólera de 1886-1887 y fue el primer director del hospital Del Carmen (antes El Carmen), que fue inaugurado el 1 de febrero de 1900.
Aunque la medicina era su pasión y su vocación, Jacinto también se dedicó a la política y tuvo éxito. Fue senador y diputado provincial, también gobernador interino en 1892 y 1897. En 1898 ocupó la gobernación cuando Emilio Civit renunció para asumir un cargo en el gobierno de Julio A. Roca.
Mientras fue gobernador, seguía atendiendo pacientes y los visitaba de a pie porque no aceptaba que el coche que le correspondía por su rango lo esperara en cada domicilio.
Jacinto se casó con Elina Calderón de la Barca Funes –sobrina bisnieta de Manuel Belgrano– con quien tuvo siete hijos. Cuatro de ellos fallecieron siendo niños. Sobrevivieron María Elina, Carmen y Jacinto Arcadio.
Una propiedad de la familia, de las tantas que tenía, sigue en pie en la actualidad. Se trata de Villa Elina, la casona ubicada en calle Terrada de Luján que hoy se usa para numerosos eventos, sobre todo casamientos. Junto a esa propiedad supo administrar una bodega, en la que hacía vino para consumo particular y para venta. Murió a los 75 años en Mendoza.
Cargos y logros
1887. Fue jefe de la Policía durante el mandato de Tiburcio Benegas, que gobernó la provincia desde ese año hasta que fue depuesto en 1889. Luego Benegas regresó al poder, pero Álvarez no quiso retomar su puesto.
1883. Ingresó en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Para ese entonces ya era capitán. Se recibió cinco años después.
1908. Participó, con Joaquín V. González, en la fundación de la Universidad de La Plata, en la que fue vicepresidente y profesor.