La realidad carcelaria

Por UNO

David Mangiafico, director general del Servicio Penintenciario de Mendoza, comentó que "el cambiode actitud en Roberto Lucero y Cristian Tejada es tan notorio que aún desde la perspectiva física y

de aseo personal, se puede advertir claramente el trabajo penitenciario sobre ambos internos".

"Lo relevante de estos casos testigos es que se trata de dos internos que conjuntamente con

un grupo reducido de la población penal representan el subproducto social delictivo de mayor

gravedad y peligrosidad de los últimos años, es decir, no hay infractores penales más complejos que

estos en Mendoza. Sin embargo, el sistema de reeducación progresiva, conjuntamente con los

programas de individualización científica del tratamiento penitenciario, viene dando resultados

notorios y prolíficos", agregó el abogado.

Además, el director especificó que "actualmente funcionan en el ámbito penitenciario local

varios programas sistemáticos que apuntan a dos objetivos centrales: mejorar las condiciones de

acceso a la vida libre y disminuir los índices de violencia durante el encierro", dijo Mangiafico.

Y párrafo seguido especificó que más de la mitad de los internos, por acuerdo de

convivencia, no son encerrados en las celdas durante la noche. Tienen régimen amplio de visitas.

Sobre 2.730 internos, el 80 por ciento se encuentra incorporado a alguna actividad educativa, de

trabajo o de capacitación para el trabajo. El 100 por ciento de los internos tiene garantizada una

consulta médica periódica, con más un seguimiento horizontal de patologías ya detectadas y

tratadas. En lo que va del año, no han surgido muertes por hechos violentos en los penales

mendocinos.