La joven y ascendente actriz Ailín Salas es la protagonista de "La helada negra", una "fábula apocalíptica" de Maximiliano Schonfeld que se estrenará este jueves en salas locales, tras su paso por el Festival de Cine de Berlín, y narra con cuidada extrañeza la misteriosa aparición de una joven sanadora en los campos de una comunidad rural de inmigrantes alemanes en Entre Ríos. El segundo largometraje del autor de "Germania", que pasó por la sección Panorama de la Berlinale, está protagonizada por Salas, Lucas Schell y pobladores de una zona rural donde -según dijo Schonfeld- "prevalece la idea de un lugar sitiado por un fenómeno de rasgos apocalípticos que transforma todo y provoca penurias a los campesinos".
Filmada en la localidad entrerriana de Valle María, a 60 kilómetros de Crespo, de donde Schonfeld es oriundo, "La helada negra" plantea la aparición de una joven sanadora (Salas) en los campos desiertos de una comunidad de inmigrantes, donde un fenómeno meteorológico está destruyendo sus sembradíos y matando a todos sus animales de granja.
"El disparador fue la aparición de un niño sanador en las cercanías de Crespo, que decía que tenía contactos con la Virgen. Apareció cuando estábamos filmando 'Germania'. Y toda la gente se apostaba alrededor de su casa en colas larguísimas, esperando ser atendidos por él. Nadie sabía muy bien qué hacía, pero todos decían que era milagroso", recordó Schonfeld en una entrevista con Télam.
A partir de la imagen de la gente que se apostaba alrededor de la casa donde vivía aquel niño, el director imaginó una historia similar pero centrada más en las personas, en su necesidad de creer en algo superior, pero también en las habladurías y rumores que pueden convertir a una extraña en una santa a quien rendirle culto o, en caso contrario, en una bruja peligrosa que podría merecer el escarnio o aun el linchamiento.
"Antes que las historias, lo que me atrae primero y magnetiza de alguna forma es el contacto con estas personas, y recién a partir de conocer su vínculo con el lugar que habitan empezamos a tejer una historia. Lo primero, para mí, son las personas antes que las historias. Es difícil reemplazar la naturaleza propia de esta gente por la de actores profesionales", dijo Schonfeld, que acostumbra a trabajar con pobladores de las zonas donde filma.
"En principio era una premisa que la helada negra sea una sensación, que no fuera identificable con un vasto campo apocalíptico, sino que sea una sensación de algo que estaba llegando y no se podía racionalizar", sostuvo el realizador.
Y destacó que "tiene que ver con esto de la fábula, porque al igual que la helada, la protagonista llega y se va. Esto debía ser como una historia escuchada en algún pueblo, casi como un susurro de aldea, que cuenta la llegada de esta chica, lo que hace en el lugar y su partida".
En esta película, el cineasta trata a los pobladores de la zona "como modelos, pero en los términos del francés Robert Bresson. Es decir, son actores para un proyecto específico. En su vida cotidiana se dedican a otra cosa, pero en el momento en que hacen la película se comportan como actores. La clave es trabajar con la esencia de cada uno de ellos sin intentar transformarlos, para tratar de que sean exactamente lo que son", agregó.
En relación con la incorporación de una actriz profesional como Salas en su nuevo filme, el director señaló que "la energía de una actriz iba a tener la misma réplica dentro de la ficción que la energía que tuvo entre estas personas. Era hacer una réplica de esa misma energía. La presencia de ella iba a generar una transformación en el vínculo con ellos, se trata de algo energético".
"Hay como un paralelo o un espejo entre esta actriz profesional para la gente de Villa María y el personaje de la película, que llega como una extraña a la aldea donde la helada está arruinando sus campos", indicó Schonfeld sobre la inesperada aparición de esa joven que posee ciertos poderes sanadores y empieza a salvar sus cosechas y sus animales.
"Siempre los sanadores o los que vienen con un mensaje de ese tipo corren riesgos. Lo más difícil de la película era lograr transitar esa línea difusa entre lo que es y lo que queremos que sea el personaje. Para mi siempre fue algo donde la película tenía que transitar sin estancarse, y poder estar en los dos lados", agregó.
"La creación de lo sagrado era la premisa, aunque por momentos se me escapaba, porque esa búsqueda está en la sutileza de los pequeños detalles, en las miradas, los gestos y el trabajo con lo sensorial, lo que no se entiende pero se siente. Trabajamos con capas y texturas, elementos que íbamos encontrando en el lugar que tienen que ver con lo opaco, con lo que está y no está, con lo que se transparenta y lo que no", explicó Schonfeld.
El cineasta trabajó con lo que presentó como "una reducción de la complejidad, donde todos los elementos debían ser simplificados para que el creyente pueda creer más fácilmente. La llegada a la santidad de la protagonista debía ser explicada muy rápidamente. Lo que más me acercaba a eso era la cuestión sensorial, porque algo se transforma en místico a través del aura que desprende, algo que no sabemos qué es, lo inexplicable de nuestra humanidad".