El Pehuenche estuvo en boca de todos en la semana que finalizó. El cierre de Cristo Redentor por los aludes sobre la ruta 7 obligó a muchos automovilistas a intentar cruzar la cordillera por el flamante paso sureño, gran parte de los cuales lo conocieron por primera vez, y terminó colapsando. UNO San Rafael lo recorrió para mostrar sus avances y también lo que le falta para convertirse en un verdadero paso alternativo.
La ruta del lado argentino se encuentra casi toda asfaltada, con un buen pavimento y pendientes suaves y con muchos robustos muros de piedra y cemento para contener los deslizamientos de piedra, tierra y nieve. También se han suavizado las curvas para hacer más segura la conducción.
Solamente le restan asfaltar alrededor de 16 kilómetros en el tramo cercano al límite. De todos modos los obreros y máquinas de la empresa Chediak, a cargo de la obra, trabajaban a buen ritmo, pese a que deben convivir con el tránsito vehicular, que en los últimos días se incrementó notablemente.
Además, esos tramos sin pavimento están bien consolidados y se pueden atravesar con autos comunes.
Según las estimaciones de Vialidad Nacional, se espera terminar esa obra en abril, después faltaría hacer las demarcaciones en ese y otros tramos del camino, además de colocar la señalización.
También resta terminar de construir la rotonda que conecta el Pehuenche con la ruta 40, dos puentes y unos dos kilómetros de asfalto en el ingreso (hasta Bardas Blancas). Ese trabajo está a cargo de la empresa que debe pavimentar la 40 y ya debería haberlo hecho.
Sector chileno
En el lado chileno la ruta está totalmente asfaltada, pero carece de contenciones de deslizamientos de cerros y guardarrail. Habían colocado malla metálicas sobre las laderas, pero muchas fueron arrastradas por los aludes de nieve. Según los expertos, esta falencia es solucionable.
En el sector desde el límite hasta el puente de la Laguna del Maule se debe conducir con precaución por las curvas, las pendientes y bajadas del camino.
Pero también es un lugar para detenerse en los miradores a disfrutar de la belleza única de esa laguna cordillerana de color azul intenso que está a más de dos mil metros de altura, bajo la cual existe una enorme cámara o bolsa de magma que convierte a la zona en lo que se conoce como un “supervolcán”, del que este diario informó en una edición del año pasado.
El problema que aún tiene el Pehuenche es la acumulación nívea en invierno, pero en el último año Chile adquirió máquinas para despeje e instaló campamentos en su área de influencia, que es donde más nieva. Y ha comenzado a mejorar la coordinación con Vialidad Nacional de Argentina (que en los últimos inviernos ha mantenido despejada la ruta hasta el límite el mayor tiempo posible) para ir achicando el tiempo de cierre del paso.
Sin tránsito de camiones
Este paso está habilitado desde diciembre de 2012 para la circulación de autos, camionetas y colectivos, pero aún no para camiones. El año pasado se hizo una prueba piloto con camiones de tanques de gas que resultó positiva.
El transporte de carga pesada podrá pasar por allí cuando exista un centro aduanero para controlar camiones y un parque de servicios, que es el último gran paso que le resta para que el Pehuenche se convierta en un verdadero paso alternativo al Cristo Redentor.
Colapso en la aduana
En el Pehuenche, como prueba piloto en enero, los trámites que se deben realizar en los organismos públicos de ambos países fueron unificados en el edificio aduanero de Chile, situado en la zona de la Laguna del Maule.
Pero el cierre del Cristo Redentor en los primeros días de la semana pasada llevó a una gran cantidad de personas y vehículos a intentar cruzar por el paso sureño, pero terminó colapsando porque su centro aduanero no posee aún la capacidad ni el personal para soportar semejante demanda.
Esta es una falencia a solucionar prontamente debido a que puede volver a ocurrir.
De todos modos, la solución definitiva es la construcción del centro aduanero integrado definitivo que se proyecta en el límite fronterizo, en el descampado al pie del cerro Campanario donde todos los años se realiza el encuentro binacional.
Allí se construirá un edificio de tres pisos donde funcionarán los servicios de Migraciones, Aduana, Gendarmería, Senasa y Vialidad, y sus pares de Chile, para que todos los trámites se realicen en un solo lugar en ambas direcciones. En ese lugar también se alojarán las 200 personas que se calculan trabajarán ahí.
Por José Luis Salas