vendimia solidaria
José Aballay se compró un proyector e invitó a los vecinos del Bajo Luján, que no conocían el cine, a que vean películas

Proyectando amor

Por UNO

Del corazón nacen las mejores ideas, o al menos las que más nos hacen crecer. Así comenzó hace unos meses el proyecto de cine móvil Multiplicando Sonrisas, que llega a distintos barrios y merenderos de Mendoza.

Todo surgió por iniciativa de José Aballay, quien siempre quiso tener un cine en su casa, y por eso compró un proyector, parlantes y algunas películas. Pero se dio cuenta de que eso que él disfrutaba tanto no lo hacía del todo feliz. Fue entonces cuando pudo ver en los ojos de la gente de su barrio la necesidad de este tipo de experiencias, y la oportunidad de compartir con ellos algo diferente.

"Al comprarme el proyector para tener en casa y ver que en el Bajo Luján, donde yo vivo, hay muchos chicos que no conocen lo que es un cine, o por ahí no tienen posibilidades de ir, sentí la necesidad de compartir esos momentos con ellos. Así empecé, poniendo películas en mi barrio, y contactando a la gente amiga", señaló José.

Poco a poco le fue dando forma a la idea, siempre con el objetivo final de dejarles a los chicos una enseñanza, un mensaje positivo a través del cine. Comenzó a comentarles a sus amigos y compañeros de trabajo de este proyecto, y los fue contagiando de su entusiasmo. La gente comenzó a sumarse, y entre todos empezaron a dejar sus huellas en los niños.

"Fundamentalmente tratamos de aportar y compartir algo de lo que tenemos, que no es mucho, hay falencias y algunas necesidades, pero hacemos todo con mucho amor", confirmó Silvia Stampanoni, miembro de este proyecto.

"La idea siempre es hacer algo por los demás, mucha gente por ahí no lo entiende. Pero uno que viene de abajo, que ha sufrido y que ha vivido todo esto, sabe que poder ayudar a la gente y compartir es muy lindo. Para mí esto tiene varios significados, es dejarles con el ejemplo una enseñanza de vida a mis hijos, y es principalmente, volver ser niño", afirmó José.

Todos los que forman parte de este proyecto tienen su propia historia, con familias, hijos y ocupaciones. Sin embargo pudieron ver más allá de su propia realidad y decidieron sumarse a esta aventura. "La mayoría de quienes estamos involucrados en este proyecto somos parte del Servicio Penitenciario. Hay otros que no, pero se han ido sumando igual. Ahora contamos también con unos payasos", dijo Silvia.

Paulatinamente este sueño se ha ido haciendo más grande, con varios pedidos de merenderos, diversos barrios u organizaciones, que buscan hacerles pasar a los niños un momento diferente. "Tratamos a través del cine, que entiendan que hay un punto de vista diferente, mostrarles que hay otra vida, que hay posibilidades de cambiar nuestra realidad. Que siempre hay otra opción", explicó José Aballay.

La idea es formar una asociación para poder llegar a más lugares y que cada vez se sumen más colaboradores. Próximamente estarán en Lavalle. Además están organizando una visita a una escuela de Santa Rosa y a una de San Juan.

Saben que falta mucho por conseguir, pero confían en que un mejor sonido, alguna movilidad, y todo aquello que necesitan pronto llegará. Se mueven motivados por la sonrisa de los niños y el amor con el que los reciben. Saben que sus sonrisas y el brillo de sus ojos no tienen precio ni miden el esfuerzo.