vendimia solidaria
Este merendero que funciona en Perdriel, Luján de Cuyo, fue fundado por Paola Ramos y recibe a más de 30 niños por día

Al Costado del Camino

Por UNO

Custodiados por la Ruta Provincial N°15, en el barrio 17 de Mayo de Perdriel, Luján de Cuyo, funciona el merendero al que asisten los pequeños de esta localidad.Son aproximadamente 30 niños, que tienen desde uno hasta 11 años de edad, quienes se reúnen en una casa de familia para merendar y compartir unos momentos juntos.Además concurren algunos adolescentes de la zona, quienes a la salida de la escuela secundaria se acercan hasta allí para compartir con el resto de los chicos una tarde. El lugar desarrolla sus actividades gracias al espíritu y las ganas de siete mujeres que trabajan para el merendero y coordinan todo lo relativo a él. Actualmente funciona sólo dos veces por semana, aunque sueñan con poder brindarles esta atención a los pequeños todos los días. Una de las personas que allí colaboran y además es la fundadora, Paola Ramos, comentó: "Yo no tengo hijos pero me gusta mucho ayudar a los niños, escucharlos, contenerlos. Así surgió este sueño, que comenzamos con mi cuñada y mi hermana, que es la dueña de la casa donde funciona el merendero. Empezamos de a poco, avisando casa por casa que estábamos trabajando en el barrio".Más allá de la merienda, los niños juegan, se divierten, hacen amigos, vencen un poco su timidez y aprenden a compartir y ser agradecidos.En ese compartir es que organizan meriendas especiales entre todos, incluso con las madres de los pequeños, quienes siempre los acompañan y están presentes, para poder conocerse mejor, conversar entre ellas, con los niños, ver las necesidades que tienen y cómo pueden ayudarlos.Cuentan con un grupo de personas que las conocen y que apoyan esta iniciativa en forma personal, e incluso a través de las redes: "Quienes siempre colaboran acercándonos lo que tienen, como leche, pan, tortitas, mercadería. Todo lo que sirva para darles a los niños", expresó Paola. También organizan algunas rifas para poder comprar las cosas y colaborar con el funcionamiento del merendero. Estas mujeres saben que puede haber días complicados, pero para ellas el merendero es alegría y motivación. "Todos tenemos a veces un mal día pero para mí ir al merendero me saca de ese lugar negativo, me motiva, me alegra ver cómo los chicos me esperan, me reciben, me dan sus dibujos, y se preocupan por colaborar. Esas pequeñas cosas hacen una diferencia en tu vida, hacen de tu día un buen día".Sueñan con muchas cosas, como tener un salón comunitario para poder recibir a los chicos todos los días, no depender de las condiciones climáticas para poder juntarse, o incluso desarrollar otro tipo de actividades con toda la comunidad. "A mí me gustaría hacer cada día más por ellos, pero lleva tiempo, por eso vamos despacio y de a poco", sostuvo Paola.