En mayo de 2015 en la 23ª edición del famoso Life Ball (Baile por la Vida) de Viena se presentaron a los invitados y patrocinadores una serie de impresionantes retratos homenajeando a Gustav Klimt.
El vienés Inge Prader fotografió algunas de las emblemáticas obras de Klimt, como El Friso de Beethoven (1902), Danae (1907), y La Muerte y la Vida (1908), creadas durante su período "golden phase", que fueron representadas con un sorprendente efecto.
El propio Klimt fue un miembro prominente del movimiento de la Secesión de Viena, que era un grupo de notables pintores, escultores y arquitectos de su época. Ese colectivo se convertiría en inspiración para el Life Ball "para resaltar las personalidades fuertes y creativas de aquella época que revolucionó la sociedad con sus propuestas y perpetuó una nueva alegría de vivir".
"Salir de las viejas formas y avanzar en la propia individualidad y la autodeterminación", fue la idea fundamental de los secesionistas vieneses.
Fuente: culturainquieta.com