Todos nos enfermamos en algún momento porque la enfermedad es parte de la vida. Hay dos tipos de enfermedades: las agudas, que vienen y se van, como un resfrío, y las crónicas, que vienen para quedarse, como el asma, la diabetes, el cáncer o una discapaci

Cómo enfrentar la enfermedad

Por UNO

Bernardo Stamateas

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Todos nos enfermamos en algún momento porque la enfermedad es parte de la vida. Hay dos tipos de enfermedades: las agudas, que vienen y se van, como un resfrío, y las crónicas, que vienen para quedarse, como el asma, la diabetes, el cáncer o una discapacidad física.

Cuando uno se enferma sufre una pérdida de algún tipo: la belleza, la movilidad, la autonomía. Entonces se activan dos grandes miedos: morir y sufrir algún tipo de discapacidad.

Hay tres cosas que no deberíamos hacer cuando nos enfermamos:

Pararnos en el lugar de víctima

El que se siente víctima manipula con su enfermedad. Por eso, algunas personas no pueden curarse (o demoran en curarse) porque la enfermedad les sirve para ponerse en esa posición y manipular a quienes tienen a su alrededor.

Pararnos en el lugar de la impotencia

Cuando uno se enferma y deja de seguir sus rutinas habituales e para en el lugar de la impotencia. Un enfermo, en la medida de sus posibilidades, tiene que seguir con su vida exactamente igual que antes. Cuando uno se enferma y empieza a revisar sus relaciones hacia atrás, también se para en el lugar de la impotencia. El pasado no lo podemos cambiar, tenemos que realizar cambios para adelante. La enfermedad no es para mejorar las relaciones con los demás, sino para mejorar la relación con uno mismo.

Sentirnos culpables

"Esto es un castigo de Dios... es el resultado de no haberme cuidado como debía". Cuando nos paramos en la culpa, nos enfermamos aún más porque le estamos enviando un mensaje a nuestro sistema inmunológico de que estamos condenados. Hay gente a la que le dan un diagnóstico y lo toma como una condena de muerte.

¿Qué hacer cuando nos enfermamos? Algunas ideas.

Pelear cada día para tener salud: significa tomar un rol activo y presentar batalla a la enfermedad a diario. No podemos quedarnos pasivos. Cuando viene alguien y me dice: "Bernardo, tengo cáncer" (o la enfermedad que sea), respondo: "¡Vamos a pelear!".

Enriquecer nuestra vida: se trata de sumar. Si la persona enferma trabaja, estudia y tiene una familia, a todo eso le tiene que sumar el tratamiento. Este no nos tiene que restar tiempo, dentro de lo posible, de las horas de estudio, el trabajo, las salidas, entre otras actividades. Hay que sumar, no restar. Hay que buscar todas las cosas que nos hacen bien.

Si estás atravesando una enfermedad, imaginate sano. Visualízalo, háblalo, porque cuando mirás hacia adelante, le enviás un mensaje positivo a tu sistema inmunológico, y a la vez soltás el deseo de querer seguir viviendo con perfecta salud.

Aceptá el diagnóstico que el médico te dio, pero nunca aceptes el pronóstico. ¡Peleá por tu salud y por tu vida siempre!