La misteriosa desaparición de Rodrigo Osorio en una excursión al lago de Valle Grande mientras participaba en un campamento en Rama Caída del Tabernáculo Vida y Paz sigue dando que hablar.
Y ahora los que hablaron fueron los padres del joven de 25 años, que remarcaron las dudas que hay en torno a este caso.
Walter Osorio consideró en diálogo con el noticiero de Canal 6 que “se actuó tarde porque avisaron muy tarde, ellos salieron del lago a las 7 de la tarde (del sábado) y se dieron cuenta tarde que Rodrigo no iba en el grupo. Lo más triste es que no me avisaron (en el momento), no avisaron con un llamada al CEO, así seguro se hubiera movilizado la Policía, gente de Defensa Civil y un montón de grupos para buscarlo”.
Añadió consternado que “no sé por qué demoraron tanto en avisarnos, doce horas es mucho”.
El papá de Rodrigo dijo que recién “el domingo a las 8 y media de la mañana llegaron personas a mi casa, los atendió mi hija y en ese momento partimos todos al campamento que estaba en Rama Caída”.
Comentó que “lo más llamativo es que nos dieron los anteojos de Rodrigo, las zapatillas que llevaba puestas y hoy (por este lunes) nos trajeron la remera. Pero al niño no lo trajeron nunca, que es lo que queríamos nosotros, a nuestro hijo”.
Recordó que “Rodrigo se había integrado al grupo de estos chicos de la iglesia, estaba en un grupo que ayudaba mucho, iba al hospital, hablaba con los enfermos. De vez en cuando esta gente de la iglesia hacía campamentos y él compartió esos campamentos en años anteriores”.
“No sé si esta palabra está bien o mal, para mí lo abandonaron, quiero que sepa la gente que yo me enteré doce horas después de que a mi hijo lo habían dejado. Él solo no se iba a poder venir en la noche si estaba del otro lado (del lago), menos sin anteojos que son recetados”.
También afirmó que su hijo no sabía nadar y que durante la visita al embalse “no entró al lago pero estuvo en la orilla, por eso se sacó el calzado y los anteojos”, que luego encontraron en la costa.
Palabra de la madre
María Luisa González, mamá del joven, explicó que Rodrigo “tiene una parálisis cerebral muy suave porque nació medio asfixiado, pero se maneja solo”, al punto que terminó el secundario, estudia inglés, anda en bicicleta y corre en un grupo de running.
Además, “siempre ha ido a campamentos, nunca ha sido un chico arriesgado de tirarse al agua porque tampoco sabe nadar, ni es de irse del lugar ni apartarse del grupo”.
La mujer reveló que días antes del campamento “estaba triste porque tuvo un problema con un líder de la iglesia, le hacían bromas y se creía que se estaban riéndose de él” y “entonces fui a hablar con un pastor y le pedí que estuvieran cerca de él, que hablaran con él porque se sentía muy aislado”.
María Luisa recordó que a su hijo le pidió que no escuchara música en el teléfono para que no se gastara la batería y que si tenía alguna urgencia que llamara a sus padres, pero “el teléfono quedó en su campamento, no lo llevó a Valle Grande”.