San Rafael
Una reflexión que pone el ojo en una mala costumbre extendida últimamente: la basura en calles y acequias que hace que con las lluvias flote por las calles. 

Opinión: Lluvias que sacan lo peor de nosotros

Por UNO

Estos días de lluvias que estamos teniendo últimamente no hacen más que sacar de abajo de la alfombra lo peor de nosotros como individuos y sociedad. A nadie ha escapado que estas tormentas han dejado por horas anegadas las calles debido a que las acequias se obstruyen con la enorme variedad de mugre que les echamos dentro. Es un “inconveniente” (el de tirar la basura a la acequia) del que escapamos regularmente pero que aflora ante nuestros ojos cuando las lluvias hacen brotar la basura de todos lados. Este viernes pasado con el diluvio mañanero de Año Nuevo tuvimos otra muestra. Daba lástima ver luego las calles de San Rafael llenas de basura y porquería que el agua fue arrastrando y que finalmente terminó dejando depositada en calles y veredas.

Con este comportamiento no hay servicio de limpieza que aguante. Es una conducta que lamentablemente se ha ido agravando  con el correr de los años y porque, creo, las nuevas generaciones de padres  y de quienes comienzan a armar su propia familia en nueva casa, no tienen  incorporado la costumbre (educacional) de que barrer la vereda, limpiar la acequia, etc, son tareas que en cada casa le corresponden a uno. Hay una diferencia notable entre las casas de la gente más grande que sí tiene esta costumbre y de los más jóvenes que no la tienen.

Mendoza (y San Rafael como parte de ella) supo ser reconocida en el país como la ciudad más limpia, pero estamos perdiendo esa característica que nos distinguía. Parece ser una cadena, gente que arroja basura donde no debe, un servicio de limpieza que no alcanza a llevarse todo lo que se  deja a las orillas de las calles y en acequias y un sistema que deja impune a quienes tienen estas malas costumbres. No hay multas, o si hay son esporádicas.

Una lluvia torrencial más pasó y nos recordó lo sucios que nos hemos puesto últimamente. Y ver nuestro reflejo luego del paso de la tormenta fue triste y vergonzante.

Ojalá tengamos la cultura necesaria para recuperar nuestro comportamiento.

Javier Martín

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