Un martes no es un día usual para que se desarrolle el tradicional desfile de la Vía Blanca, sin embargo fue un acierto porque la gente acompañó y colmó el centro sanrafaelino.
El temporal que azotó la semana pasada al departamento obligó a las autoridades a cambiar el día del festejo central y el desfile nocturno de carros, que es el paso previa a la coronación de la nueva reina departamental.
Esta vez todos fueron puntuales, es que el miércoles es un dia laborable y muchos no querían acostarse tarde. Por eso, pasadas las 21 un grupo de gauchos le pidió permiso al intendente Emir Félix para comenzar el desfile.
Félix que ocupó, rodeado de funcionarios, concejales y el obispo, el palco principal sobre la avenida Hipólito Yrigoyen autorizó el pedido como es tradicional. Los gauchos junto a las actuales reinas, la Banda de la Policía y un grupo de mapuches abrieron el camino a los 18 carros que desfilaron desde Moreno e Yrigoyen hasta la Rotonda de la Bandera frente al Museo Ferroviario.
Jaime Prats fue el primer carro en pasar y Ciudad cerró el desfile con su reina y una copa de vino en la mano. En el medio, carros como el de Rama Caída, El Sosneado y Monte Comán se destacaron por su originalidad.
El pueblo de El Sosneado diseñó un carro basado en el futuro Paso Las Leñas con una ruta montada sobre el acoplado principal y varios camiones de juguete sobre la cinta asfáltica. El remate fueron las banderas argentinas y chilenas que acompañaron a la candidata.
Monte presentó una propuesta que combinó al ferrocarril con la viña, el pasado y el presente de un distrito que fue ferroviario y ahora se dedica a la agricultura.
Por su parte, la reina de Rama Caída que estuvo rodeada sobre el carro de hileras de viña y barricas fue la única que tomó el micrófono e invitó a la gente a la fiesta central, que se realizará el viernes a las 22 en el teatro griego Chacho Santa Cruz.
El resto de las propuestas no desentonó en un marco de euforia que tuvo su pico culminante cuando una comparsa repleta de jóvenes y niñas bailó frente al palco principal. Hubo humo, papelitos y mucho ritmo que contagió incluso a las autoridades que acompañaron con su aplauso a las intérpretes.
El final de fiesta estuvo coronado por los gauchos, que en gran cantidad desfilaron con sus caballos por las principales arterias de la ciudad.