Inicio San Rafael
Tercera entrega. La última dictadura militar le asestó un duro golpe a la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, pero con el retorno de le democracia volvió a su senda de crecimiento. Hoy es una institución modelo

Historia: Cierre, reapertura y actualidad de la FCAI

Por UNO

Durante 1968 egresaron los primeros ingenieros de la flamante Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, que encontraron trabajo de inmediato, aunque algunos ya trabajaban antes de poseer el título. Y muchos emigraron, contratados desde el interior del país y también del exterior, ya que las fábricas necesitaban técnicos que supieran trabajar las industrias.

En ese año ocuparon el cuarto edificio, ya que se trasladaron a la escuela Pascual Iaccarini, donde se construyó la planta piloto, aulas y tres laboratorios más.

Los cargos en la Facultad se daban por concurso, salvo durante el año 1965 cuando se violaron todas las normas y pese a las actas labradas se colocó en el cargo a quien se quiso. Los profesores perjudicados elevaron solicitadas a Los Andes, pero no se volvió atrás en lo hecho. Al próximo concurso las cosas cambiaron y todo se llevó a cabo normalmente.

Se sucedieron nuevos decanos como el ingeniero Velásquez y el ingeniero De Nevrezé. Se organizaron la primera y segunda Jornadas de la Industria Alimentaria, en 1970 y 1974, respectivamente, a la que asistieron gran cantidad de extranjeros y se presentaron muy buenos trabajos.

Al llegar el año 1976 ya habían egresado 76 profesionales, absorbidos por la industria y seguían cursando 202 alumnos. En esos años la República Argentina se vio sacudida por el Proceso Militar, el cual también entró a tallar en la Facultad.

En marzo se impidió la entrada a dar clases a los profesores y se canceló la inscripción de nuevos alumnos, lo único que autorizaron fue tomar los exámenes preparados.

El día 11 de ese mes se firmó un vergonzoso convenio de Transferencia de los Servicios Educativos entre el gobernador y el rector de la UNC, en el que lo único que no se transfirió fueron los Servicios Educativos, ignorando un convenio anterior con decreto nacional 1008/73 (de Perón) y ley provincial 3969, por el cual la Facultad pasaba a la UNC.

En cambio, con el convenio la Facultad pasaba a depender académicamente de la universidad y económicamente de la Provincia, hasta el egreso del último alumno inscripto en 1976, o sea que esto llegaba hasta 1983, ya que fueron declaradas carreras a término. Al egreso de los alumnos las carreras se cerraban.

Durante 1977 todos los profesores fueron dejados cesantes, sin causa ni comunicación, convirtiendo las carreras en "a término" y los profesores que tomarían las mesas eran otros contratados por la UNC, ya que el cese de los profesores fue condición impuesta por la universidad. Y aquí se dio una rara paradoja temporal: el 14 de diciembre de 1977 el Boletín Oficial publica el decreto provincial N° 3033 del 23 de setiembre de 1977, por el que deja cesante a todo el personal docente a partir del 1 de abril de 1977.

Sin embargo los profesores salientes llevaron a cabo las terceras Jornadas de la Industria Alimenticia durante el mes de abril, donde se presentaron 73 trabajos científicos del país y del exterior, de gran calidad.

Y así desapareció la Facultad y sus 59 docentes, que no fueron notificados, ni indemnizados, ni tampoco un reconocimiento por los años prestados. A San Rafael le robaron su valiosa institución universitaria. Se luchó por su continuidad, pero no fue suficiente porque algunas instituciones que debieron hacerlo no ayudaron en la medida necesaria.

En 1983 renació la democracia, muchas gestiones se realizaron para que se creara la Universidad Nacional de San Rafael, pero esta iniciativa no recibió el suficiente apoyo.

El rectorado que había asumido en la UNC, de otro carácter, vio la conveniencia y necesidad de la FCAI y es así que esta resurgió de las cenizas, como el Ave Fénix. Los nuevos decanos, los ingenieros Muñoz y Tarántola, ex alumnos egresados de la antigua Facultad la hicieron revivir, y con el tesón de los siguientes, también egresados de la Facultad, los ingenieros Battistón y Ordóñez, la hacen lucir como hoy la vemos. Además se sumaron otras carreras.

Hoy la UNCuyo tiene un edificio hermoso que contiene a cientos de estudiantes que cursan en sus aulas carreras universitarias, lo que aquel pequeño grupo de pioneros deseaba para este San Rafael, que crece día a día y necesita más aulas, más profesores, más carreras para toda la gente joven que viene avanzando desde la ciudad y distritos y que no tengan que sufrir la migración a otros lugares que provoca la disgregación de las familias y, en muchos casos, un desarraigo muy oneroso.

Por María Elena Izuel

Especial para UNO SR

[email protected]

 Embed