Cinco arqueólogos que trabajan en el Museo de Historia Natural, ubicado en la Isla del Río Diamante, participarán desde este martes de un prestigioso congreso de antropología que se desarrollará durante tres días en la ciudad estadounidense de Arroyo del Tajo, en la región de la Gran Cuenca.
Los profesionales Gustavo Neme, Clara Otaola, Adolfo Gil, Miguel Giardina y Fernando Franchetti fueron invitados por especialistas de aquel país para brindar una exposición sobre temas relacionados a la vida de los cazadores y recolectores en el Sur mendocino.
La invitación a los arqueólogos locales está vinculada a un estudio que intentará revelar si hubo similitudes en las formas de vida de los antepasados que habitaron la región de la Gran Cuenca estadounidense y Mendoza.
Ambas regiones tienen parecidos en el ambiente geográfico y climático, por ese motivo las exposiciones las realizarán cinco especialistas de los dos países.
Ambientes de altura
En ese sentido Gustavo Neme, uno de los invitados, explicó que “hemos preparado una serie de informes relacionados a las ocupaciones humanas en ambientes con altura, a los tipos de sociedades que habitaban la región mendocina, al impacto de la agricultura en la región y al uso que les dieron los habitantes a las rocas”.
Uno de los grandes misterios que estos especialistas intentarán explicar es “la inexistencia en ambas regiones de restos arqueológicos en el período Holoceno Medio, 4.000 a 7.000 años de antigüedad, de ocupaciones humanas”.
Este dato, según Neme, “puede estar vinculado a un cambio climático muy importante que hubo en la Tierra y que alejó de estas zonas a sus habitantes”.
Esta será la primera vez en la historia donde cinco arqueólogos argentinos fueron invitados a participar de una exposición de estas características.
Al respecto, Neme aclaró que “habrá 600 asistentes al congreso que van a presenciar nuestras exposiciones y luego se abrirá un debate coordinado por James O’Connel, que es uno de los arqueólogos más renombrados del mundo”.
Asimismo agregó que “el objetivo principal de esta experiencia es aprender y tratar de encontrar qué papel que tuvo el ambiente en la configuración de las estrategias humanas de aquellas épocas”.
Esta tarea de investigación les permitirá a los profesionales norteamericanos y argentinos “saber qué influencias tuvo el ambiente en el comportamiento de estos grupos humanos”, señaló el entrevistado.
Además explicó que “hubo una experiencia similar a la nuestra con profesionales de Australia donde se tocaron los mismos temas, porque en ese país las condiciones ambientales son muy parecidas a las de la Gran Cuenca”.
Para viajar hasta Estados Unidos los arqueólogos tuvieron que pagar parte de los gastos con fondos propios.
Un mundo de oportunidades
La asistencia a estos congresos es de vital importancia para los profesionales locales porque se renuevan las relaciones con otros arqueólogos y surgen oportunidades únicas de capacitación.
Un ejemplo es la beca que recibió Fernando Franchetti, quien a partir del año que viene cursará su doctorado en Pittsburg, Estados Unidos.
Franchetti logró esta invitación luego de asistir en el país del Norte a un congreso de la Sociedad Americana.
Para Gustavo Neme, “en estos viajes podemos lograr muchísimas cosas como lo hicimos en el pasado, cuando conseguimos un subsidio para el armado de un laboratorio de isótopos en el museo”.