Cornejo recibe una provincia con “todas las áreas deterioradas” y, encima, con un problemático fallo de la Corte. Pero el Jefecito se tiene fe: “Los radicales somos buenos administradores”, dice

“No me parezco en nada a Paco Pérez”

Por UNO

Andrés Gabrielli

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—En 2015 no hay discusión sobre el Mendocino del Año. ¿Coincide?

—Ustedes, en años de recambio, siempre eligieron como Mendocino del Año al nuevo gobernador, así que no podía ser de otra manera.

—Qué regalito de fin de año le dejó a usted –y a todos nosotros– la Corte con su fallo garantista, ¿no?

—Elijo ser prudente, porque este lunes al mediodía nos reunimos con ellos.

—¿Qué expectativas tiene?

—Queremos escuchar al juez Omar Palermo, que fue el autor intelectual de la medida, y a los demás miembros del tribunal. También queremos que nos escuchen a nosotros.

—Está claro que para el Gobierno es un gran dolor de cabeza.

—Sí, porque va a crearle problemas al sistema de seguridad y también, puntualmente, al funcionamiento policial. De consolidarse la postura de la Corte, puede quedar aceitado un circuito de impunidad que terminará afectando la conducta de los policías.

—Volvamos al Mendocino del Año. Para llegar a una cúspide política como ésta, ¿cuánto hay de tesón, cuánto de cálculo, cuánto de talento y cuánto de suerte?

—Mitad virtud, mitad fortuna. A los que no somos peronistas la conquista del poder nos cuesta mucho más, así que tiene mucho de tesón, mucho de estrategia, pero también  algo de fortuna.

—Yo lo definí a usted en una columna como el “Jefecito”, por su don de mando, por su aptitud para ocupar el medio campo y ordenar al equipo. ¿Está de acuerdo?

—A mí siempre me ha gustado trabajar en equipo, me acomodo cuando tengo que jugar de carrilero o cuando tengo que ser protagonista; soy un hombre de equipo y me adecuo a ese trabajo.

—Saquemos a Mascherano. ¿Con qué estilo de jugador se siente identificado en cuanto a rasgos personales?

—Trabajé con Biffi y fui su número 2, trabajé con Cobos y no tuve problemas de ajustarme al liderazgo de él (fui su número 5). Soy, insisto, un hombre de equipo en un partido radical al que siempre le ha costado armar equipos. Ahora me he ganado la 10 (o la malla líder para el ciclista).

—¿A cuál le gustaría parecerse? Hablo de un crack soñado.

—Si es por soñar, me gustaría ser Iniesta, pero también puedo ser Bastian Schweinsteiger, jugador alemán actualmente en el Manchester United. Y a veces, es verdad, juego de Mascherano.

—¿Qué sensación le deja Paco Pérez al final del camino?

—La sensación que me deja la estoy viviendo, día a día, en este tiempo que llevo de gobierno. No hay área que no esté deteriorada. Él ha puesto muchas horas de trabajo y mucha energía, pero sin la más mínima estrategia fiscal ni económica y, lo que es peor, con falta de estrategia en relación con la Nación. No era un líder político e institucional con estrategia; era una persona que tenía el cargo de gobernador y nada más.

 —¿Usted no corre el riesgo de Pérez, el de ser descomedido con su gente y en no saber delegar?

—Definitivamente yo no me parezco a Pérez en nada. Y si bien concentro buena parte de las decisiones, delego la mayor parte de las funciones, insisto en el trabajo en equipo. Con el gabinete les he demostrado que no he elegido a gente de mi estrictísima confianza, sino a aquella que me ha parecido idónea para esa tarea.

—¿Qué calificación le pone al gobierno de Pérez (de 1 a 10)?

—Un 2.

—¿Y al de Jaque?

—Un 4.

—¿Quién ha sido el mejor gobernador de Mendoza?

—De muchos rescato cosas positivas y tengo mis críticas a la distancia. Siempre he reconocido de Felipe Llaver el tesón político y la independencia de su partido respecto de Alfonsín. La visión internacional y la cosmovisión del Pilo (Bordón) me gustaban, aunque vendía mucho humo a veces. Lafalla avizoró mucho antes de que ocurrieran los problemas estructurales del Estado mendocino y lo veo como un mérito. Roberto Iglesias, con muchas decisiones que eran difíciles de tomar para la época, sacó adelante una crisis fiscal. Cobos reimpulsó la obra pública y de infraestructura. Pero tengo una crítica generalizada para los últimos tres (Cobos, Jaque y Pérez) en cuanto a que ninguno se ocupó de tener una planta de personal óptima para los objetivos del servicio y para procurar una eficiencia del gasto público en personal.

—Hablando de gobernadores, usted se va a dar un lujo: tenerlo a José Octavio Bordón como embajador en Chile. ¿Cuánto lo valora ?

—Alguien que ha sido gobernador de Mendoza, que viene interactuando entre nuestra provincia y Buenos Aires en los últimos años, que ha sido embajador en Estados Unidos, es una persona que tenemos que aprovechar. Si Mendoza empieza a mirar con más estrategia a Chile y su salida al Pacífico le va a ir mejor de lo que le va. Mejor a su estructura económica y al sector privado.

—¿Qué lo enamoró de Macri para sellar una alianza con él?

—Yo no me enamoro fácil en política y no lo veo como un enamoramiento. Sólo creí que era lo mejor para este momento del país.

—¿Por qué?

—Porque necesitamos volver a una economía más sana, fiscal y económicamente más integrada al mundo y ésta es la mejor opción para ello. Todos estamos esperanzados en que Macri pueda lograr predictibilidad política y económica.

—¿Cuál es el mayor mérito político de Macri y su mayor debilidad?

—Su mayor mérito ha sido que siempre apostó por una construcción política autónoma desde el gobierno de la Ciudad. Ese es su mérito, aunque probablemente esa también  sea ahora su debilidad.

—¿Qué necesita, entonces?

—Un armado en las provincias. En Buenos Aires, que es la de mayor amplitud territorial, el radicalismo le aportó una gran cuota. Pero necesita más estructura política aún para sacar a la Argentina de la baja calidad institucional que tiene, del deterioro de su cultura cívica y, fundamentalmente, del deterioro de su estructura económica. Todo eso requiere un liderazgo muy fuerte, con mayoría en ambas cámaras y eso debe trabajarlo.

—¿Por qué desde hace tantos años el radicalismo mendocino es mucho mejor que el partido a nivel nacional?

—Somos buenos administradores, los municipios que hemos gestionado han estado muy bien administrados y ninguno se ha entregado con problemas como los que recibimos de manos peronistas como Las Heras, Guaymallén, Alvear o Malargüe. También en la Provincia. Y los mendocinos lo han valorado.

—¿Podríamos decir, por lo tanto, que Mendoza es radical?

—Mendoza no es peronista ni radical, pero valora al radicalismo como un partido de buenos administradores y que gestiona con honestidad.

—¿Cuál es el principal problema que tiene hoy Mendoza?

—Su insolvencia fiscal estatal para cumplir con los servicios básicos.

—¿Cómo se rompe el círculo vicioso que encierra a Mendoza?

—Mendoza debe ordenar su Estado. Paralelamente hay que incentivar que el sector privado produzca, crezca e invierta. Pero una cosa va de la mano de la otra y de las condiciones macroeconómicas nacionales.

—¿Y hacia dónde debemos ir?

—Si nosotros seguimos perjudicando a la clase media y a los sectores que toman riesgo en las empresas con un aparato  estatal que los perjudica, que les aumenta los impuestos, etcétera, vamos a seguir alimentando ese círculo vicioso.

—Un par de claves para ampliar nuestra matriz productiva.

—Lo más importante es que Mendoza tiene muy buen recurso humano, generado por sus universidades, públicas y privadas, y la red de educación que todavía, a pesar de la baja en su calidad, es una de las mejores del país. Ese recurso, con las bellezas naturales en turismo, más las riquezas naturales en economía, nos dan potencialidad en diversos aspectos.

—¿En qué aspectos?

—Uno, en la complementariedad del agro, generando competitividad y eslabonado con la industrialización de ese agro. Dos, en el marco del respeto a las legislaciones ambientales, el petróleo y la minería sustentable y no contaminante le dan potencialidad a Mendoza para ampliar y diversificar su estructura. Tres, sabemos que podemos triplicar, en un corto plazo, nuestra cantidad de viñedos y de vinos de alta calidad.

—Sacó un tema, la minería, que se ha vuelto tabú en la provincia.

—El antagonismo antiminero contra el prominero no nos ha ayudado. Sin dudas que la minería es una industria lícita y como tal hay que tratarla, en la medida en que se ajuste a las leyes vigentes. Debe ser bienvenida, necesitamos de todas las actividades para crecer. Ha habido mucha demagogia y poca solvencia técnica en el debate, de un lado y del otro.

—¿Y cuál es el principal problema de la Argentina?

—Hemos perdido competitividad en lo que hacíamos bien, agro y carnes, por culpa de una mala política económica, demagógica, que no le dio sostenibilidad en el tiempo. Eso trajo aparejado otro gran problema, que es la desigualdad social, con los consiguientes problemas de inseguridad, mala calificación para el empleo, la pobreza, etcétera.

—Pasemos a un plano más personal: ¿con qué se divertía de joven?

—Jugando al fútbol y al metegol

—¿Y cuál era su arma preferida de seducción en aquel entonces?

—Estoy con mi mujer desde muy joven, aunque estuvimos unos años separados.

—¿Cuál es su mayor atributo como marido?

—El diálogo.

—¿Y lo peor? ¿Con qué nadie puede contar en su casa?

—Hacer la comida y lavar los platos.

—¿Cuántos puntos se pone como padre? ¿Por qué?

—Un 6, por la falta de tiempo dedicado, y siempre pido perdón por eso.

—¿Su mayor defecto personal?

—Ser obsesivo, desconfiado.

—¿Y su principal falencia como político?

—Poco afecto a los reconocimientos a mi equipo.

—¿Cuál es la salida preferida, hoy, con su esposa?

—A cenar e ir al cine. Ir a Chile, al mar.

—¿Y con sus amigos?

—A jugar al fútbol, a ver fútbol y a cenar.

—¿Ha puesto a muchos amigos en sus elencos de gobierno?

—No. Ni familiares. Nunca lo hice.

—Un libro o un autor fundamental en su vida.

—La cuestión Argentina, de Raúl Alfonsín, de 1982.

—Un tipo de cine, un director.

—El cine de suspenso. Martin Scorsese, entre otros.

—¿La actriz que más lo ha deslumbrado?

—Las musas de Woody Allen Penélope Cruz y Scarlett Johansson, y, además, Angelina Jolie

—¿Quién es la mujer más linda del mundo? (no vale nombrar a  una familiar cercana).

—Mujer linda es la que lucha.

—Superhéroe preferido.

—Batman.

—Un personaje infantil.

—Bart Simpson.

—Un músico.

—Joaquín Sabina.

—¿Quién debe ser el artista que simbolice a Mendoza?

—Armando Tejada Gómez.

—¿Quién es el artista más grande que ha dado Mendoza?

—No puedo elegir a uno solo, pero se puede resumir en Quino.

—Usted es afecto a las series televisivas. Su preferida es “Breaking Bad”, ¿por qué?

—Siempre me han gustado las series de la mafia y ésta me pareció una versión moderna, adecuada a las nuevas tecnologías. Me gusta mucho la trama, es realista y cómo representa la transformación del personaje, de un profesor de química a un mafioso moderno, pero con los mismos problemas de antes: los dilemas morales; o sea, que  mataba con su actividad y cómo iba rompiendo sus propios límites.

—¿Qué aprendió de “The West Wing”?

—Cómo se deciden resolver los problemas en Estados Unidos, con debates de calidad, con buena información y sin parloteo. Además es muy representativa del trabajo en equipo. Me encantaría que en Argentina fuera así.

—¿De “Juego de Tronos” quién le gustaría ser?

—Me gustaría ser Jon Snow o Daenerys Targaryen.

—Volvamos a la realidad. Antes de asumir nos confesó, en la radio, que veía la situación de la provincia con gran angustia. ¿Sigue con el mismo sentimiento?

—Sí, efectivamente

—También nos dijo que se venía un fin de año complicado y visualizó un 2016 “malo”. ¿Cambió en algo el diagnóstico?

—No, no lo he cambiado. Sin embargo, hemos logrado terminar de pagar noviembre, pagamos el medio aguinaldo y vamos a pagar diciembre. Pero queda una deuda inmensa con los proveedores que vamos a demorar mucho en saldar.

—¿No se siente un poco Churchill cuando, en 1940, les dijo a sus compatriotas en la Cámara de los Comunes: “No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”?

—Me halaga la comparación, era un dirigente que decía la verdad aunque fuera cruel.

—¿Será cierto eso de que estamos condenados al éxito?

—No creo. Tenemos potencialidades, pero hemos hecho mala praxis en la administración. Si no mejoramos, podemos pasarla mal.

—Pues bien, llega la hora del brindis con los mendocinos. ¿Qué nos puede decir para levantarnos el ánimo?

—El brindis tiene que ser de esperanzas, porque la mayoría de los mendocinos queremos hacer las cosas bien.

—¿Con qué brindamos?

—Con un rico espumante.

Siguiendo al Zorro, al Mula y a Bambi

—¿Quién preside su panteón en la historia humana?

—Puede ser Mandela o Gandhi.

—¿De la Argentina?

—Sarmiento.

—¿De Mendoza?

—Llaver.

—Un adjetivo para sus antecesores radicales y un animal que los represente. Empieza Felipe.

—De convicciones fuertes. El Zorro, así se lo identificaba, por su astucia

—Iglesias.

—Organizado y meticuloso. Mula, como le decían.

—Cobos.

—Carismático. Cervatillo, un Bambi, por la bondad con que lo ve la gente.

—¿Por qué tres mendocinos rechazaron integrar el gabinete nacional: Sanz, Cobos y Fidel?

—Sanz lo hizo por motivos estrictamente personales. Lo ha dicho en público y me lo ha dicho a mí en privado. Quería dejar de estar tanto tiempo en Buenos Aires y dedicarse a su familia, pero no está retirado de la política, sigue siendo una persona influyente en el radicalismo y en el Gobierno nacional. Y lo necesitamos.

—¿Y Cobos y Gabriel Fidel?

—Cobos prefirió honrar el voto de los mendocinos y respetar su mandato en el Senado. Con Fidel pasó algo similar a lo de Julio, pero además prefirió acompañarme en mi equipo atrayendo inversiones al frente de ProMendoza, paralelamente a su cargo de representación en el Parlasur.

—¿Le gustaría ser presidente?

—Yo no me propuse ser gobernador meticulosamente, podría haberme muerto sin serlo, no estoy obsesionado por los cargos. Lo que me gustaría, sí, es, al final de mi mandato, poder irme con una buena valoración de los mendocinos. Ese es mi objetivo, del cual no me voy a correr fácilmente.

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