Federico Aurelio asegura que Cristina Kirchner y Cambiemos van cabeza a cabeza en la provincia de Buenos Aires. El director de la consultora Aresco revela que Sergio Massa está ocho puntos por debajo y que Florencio Randazzo apenas suma el ocho por ciento de la intención de voto.
"El 80 por ciento de los votantes de Cristina dice que no llega a fin de mes", sorprende Aurelio. "Claramente, los sectores económicamente más desfavorecidos son los que están eligiendo a Cristina", refuerza el consultor político en una entrevista con La Capital.
—¿Le sorprendió algo del cierre de listas?
—Me sorprendí con el cierre de los frentes electores. La aparición de Unión Ciudadana en provincia de Buenos Aires me produjo una sorpresa, pero pensaba que o iba a haber un acuerdo o que alguno de los dos renunciaría a su candidatura. Luego el cierre de candidaturas ratificó lo que se preveía.
—Lo que es una novedad, pese a que Cambiemos se juega el presente y el futuro en el poder, es la ausencia de personajes conocidos como cabezas de lista. ¿Es casualidad o estrategia?
—Responde a una sumatoria de factores. Por un lado, la estrategia de Cambiemos es que el candidato es el proyecto y no los candidatos de carne y hueso. Y eso lo manifiestan los electores. Cuando preguntamos por qué elige a Cambiemos, responden por la vocación de apoyar un proyecto que lidera Macri o algún líder distrital. En provincia de Buenos Aires, si Cambiemos encontraba un dirigente autónomo que no solamente le permitiese fidelizar el voto, sino sumar algo adicional, lo hubiera incorporado. De hecho lo hizo en la ciudad de Buenos Aires, donde elige a Elisa Carrió. Ella suma un voto adicional.
—Es la excepción a la regla, Carrió.
—La misma Carrió en la provincia de Buenos Aires no cumplía ese requisito. Era la que tenía ahí mayor nivel de conocimiento pero no generaba un voto adicional. Por eso la llevaron a Capital Federal, donde, aparte, estaba el cuco Lousteau.
—Parece haber un gran temor de los macristas hacia Lousteau, al punto de que el oficialismo se llama Cambiemos en todos lados menos en la ciudad de Buenos Aires.
—Lousteau le dio muchos dolores de cabeza al macrismo en el ballottage porteño de 2015. Si no iba Carrió o Lousteau hubiese tenido la oportunidad de competir en Cambiemos, más competitivo iba a resultar. Por eso no le dieron la primaria y eligieron a Carrió.
—¿De acuerdo a los números de la encuesta de Aresco, puede estar en riesgo el triunfo de Carrió?
—No, no lo veo. Tendría que producirse un vuelco demasiado grande. Lousteau tuvo el beneficio del ballottage en la puja con Rodríguez Larreta, pero ahí había sólo dos opciones. Se dio una polarización que no va a tener la elección a diputado nacional. Unidad Ciudadana tiene un piso electoral que no es menor, puede estar cerca del 18 por ciento, pero acercarse al 22 por ciento. La izquierda puede sacar 10 por ciento y hay que esperar para saber qué pasa con el candidato de Massa. No va a haber una polarización como la de 2015. Ahora bien, si Lousteau, quien hoy está en 20 puntos, y a 20 de Carrió, consigue un crecimiento de cinco o seis puntos no va a dejar de hacer una elección sumamente importante y seguirá siendo tenido en cuenta para 2019. No solo las victorias dejarán posicionamientos, sino que habrá que evaluar qué tipo de derrota tuvo cada uno. Lo mismo pasará en la provincia de Buenos Aires.
—¿Qué dice su encuesta en la provincia de Buenos Aires?
—Venimos viendo una paridad en el primer lugar entre Cristina Kirchner y Cambiemos. En las mediciones previas del cierre de alianzas habíamos visto una diferencia a favor de Cristina si sumabas a Randazzo. Ahí estaba Cristina con 29 y Randazzo con 7: sumaban 36 por ciento, contra 30 por ciento del gobierno. Con la división peronista Cristina pasó de 29 a 33 puntos, el gobierno sigue en 30 puntos. Es decir, la diferencia hoy es insuficiente como para declararla ganadora. Algunos ocho puntos más abajo está Massa, quien no sube ni baja.
—¿No puede quedar vaciado el PJ con Randazzo en las generales si es que no saca más de ocho puntos en las primarias? ¿Si es así, esos votos se irían a Cristina o Massa?
—Hoy, la segunda opción del votante de Randazzo es votar a Cristina. Y luego a Massa. Randazzo debió saber que competiría con un PJ vaciado de intendentes, pero ahora no busca un porcentaje sino posicionarse como el dirigente que va por la renovación en el justicialismo y el liderazgo del peronismo después de Cristina. Aunque no tenga un resultado sorprendente a favor, el objetivo de quedar posicionado como el dirigente que conduzca un justicialismo sin Cristina se le puede dar.
—¿Tiene números de Santa Fe?
—En los estudios previos al cierre de listas estaba más arriba Cambiemos. Pero no estaban definidos los candidatos.
—Existe la sensación de que ya la economía no jugará a favor del gobierno, pero que pese a eso hay un sector importante de la sociedad dispuesta a no votar exclusivamente por la economía.
—Sí, no sé si es la primera vez. El voto a Alfonsín en el 83 y a De la Rúa en el 99 tenía un contenido más político y ético que económico. Claramente, los sectores económicamente más desfavorecidos son los que están eligiendo a Cristina. El 80 por ciento de los votantes de la ex presidenta dice que no llega a fin de mes. Los votantes de otros opositores no están tan comprometidos personalmente, y los votantes de Cambiemos priorizan otras cuestiones, no las económicas. Ahí priorizan el rechazo a Cristina y las dudas éticas contra el kirchnerismo. El beneficio de Cambiemos y el peronismo es que al no haber una polarización total entre las dos fuerzas, igual les permite ser competitivos. No necesitan tener como en el ballottage el 50 por ciento más uno de los votos. En provincia de Buenos Aires, para ganar alcanzaría con el 35 por ciento. Cualquiera de los tres (Cristina, Bullrich y Massa) podría llegar al 35 por ciento. Cristina no puede llegar más allá, porque ese 35 por ciento es su techo.
—Es un cierre de listas a pedir de Macri.
—El peronismo ha sido absolutamente funcional a Cambiemos. Una primaria de Cristina más Randazzo tenía una gran chance de triunfo para el peronismo, aunque luego a la ex presidenta le hubiese costado retener el voto de su ex ministro. Pero ahora no compiten en primarias y van en dos fuerzas políticas distintas.
—Ahora bien, si Cristina gana o sale segunda se le complica mucho el futuro al peronismo. Se mantendría la dualidad de tener a Cristina por un lado y a los gobernadores por el otro.
—Sí, es un rompecabezas difícil de pensar el peronismo en este tiempo y proyectarlo para el futuro inmediato. Incluso, es probable que las elecciones no generen claridad respecto de cómo rearmar ese rompecabezas. Si Cristina gana por poco o pierde por poco, es probable que mantenga un liderazgo y su centralidad. Si se piensa en Cristina 2019 debe pensarse también en el ballottage, y ahí es imposible pensar que ella pueda alcanzar el 50 por ciento de los votos.