Información General Godoy Cruz
Uno de sus soldaditos, su sobrino y otro hombre de la triple frontera quieren recuperar la venta de drogas en el oeste de Godoy Cruz. Están fuertemente armados.

Alarma porque miembros de la banda de la Yaqui vuelven a la carga en el Campo Papa

Por UNO

Tiroteos, jóvenes armados y la disputa por venta de drogas vuelven a ser los condimentos de un escenario que preocupa a las autoridades en el oeste de Godoy Cruz. Si bien quien fuera la líder narco de la zona, Sandra Jaquelina Vargas (43), se encuentra detenida desde hace casi tres años, algunos integrantes de su banda continúan merodeando la zona junto a nuevas personas que buscan hacerse con el poder.

El 14 de marzo de 2014, la Yaqui fue detenida en San Luis tras una extensa investigación por varios homicidios y delitos vinculados a estupefacientes. En mayo pasado, la mujer fue condenada a 15 años de prisión junto a gran parte de su familia y otros allegados a la banda que supo mantener en vilo a la zona del Campo Papa.

Uno de los que zafó de quedar tras las rejas fue Carlos Junior Vargas (21), sobrino de la líder narco. El joven fue absuelto a fines de noviembre pasado en un juicio que lo tenía acusado por el homicidio de Andrés Arce (31), ocurrido en febrero de 2014.

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De vuelta en las calles, todo parece indicar que quiere volver a dominar el oeste godoicruceño, en cuanto a la venta de drogas respecta. Los investigadores policiales sostienen que algunos miembros del clan de la Yaqui seguían apostados a ese negocio pero solamente en el sector 7, último eslabón que le quedó a la banda tras caer en manos de las autoridades.

Para volver a crecer en su terreno siguen reclutando jóvenes y están bajo el liderazgo de un hombre identificado como Walter Bustos. Esta persona pertenece a una familia que también se dedica al narcomenudeo en la zona de la triple frontera entre Godoy Cruz, Maipú y Luján de Cuyo.

Por lo que surge de las averiguaciones policiales, Bustos ha trasladado varios de sus kiosquitos de venta de drogas hasta el Campo Papa. Para esto recibió ayuda de Arielito, uno de los más peligrosos soldaditos de la Yaqui. Este joven de 18 años junto con el tristemente célebre Cara Cortada eran los dos adolescentes que no tenían dudas en apretar un gatillo para obedecerle a la jefa narco.

De hecho, estuvo un tiempo alojado en el Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil -ex COSE- por el doble asesinato de los hermanos Daniel y Marcelo Pavés, de 30 y 19 años respectivamente, ultimados a balazos frente al Campo Papa en noviembre de 2012. El Arielito parece no haber escarmentado tras el tiempo que permaneció alojado en el ex COSE y ahora suele mostrarse fuertemente armado en las redes sociales, hasta con una granada.

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El joven tiene residencia en el barrio El Nogal I, ubicado justamente en la triple frontera, dentro de los límites de Luján de Cuyo. Se cree que de esta forma contactó a Bustos para convencerlo de volver a abarcar el narcomenudeo en el Campo Papa.

Justamente en esa misma barriada fue baleado Diego Cornejo Farías (24) el 1 de enero pasado. El joven murió dos días después y hasta el momento la causa no tiene detenidos. Hay algo que llamó la atención de los sabuesos policiales, Farías solía mostrarse armado en su perfil de Facebook y muchas veces junto al Arielito, por lo que investigan si el homicidio tiene un trasfondo narco.

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Tiroteos

Bustos, el Arielito y el Junior no son los únicos nombres que volvieron a la escena de la violencia en el oeste de Godoy Cruz. Otro familiar de la Yaqui también protagonizó un hecho en las últimas horas.

Cuando promediaba la mañana de este martes, Karen Vargas (18), la hija menor de la líder narco, estuvo sindicada en una balacera que ocurrió en el interior del barrio. Según comentaron fuentes policiales, junto a su pareja se subieron a un Chevrolet Corsa negro y comenzaron a disparar contra la casas de la familia Páez, principales enemigos y testigos que declararon en contra de los Vargas durante alguno de los juicios que tuvieron en su contra.

Karen Vargas estuvo sindicada en la investigación por asociación ilícita contra su madre. La joven admitió su culpabilidad, pero como al momento de los hechos tenía 17 años y estaba cursando un embarazo no quedó tras las rejas.

Si bien nunca dejaron de vigilar al clan, las autoridades volvieron a poner el foco en el oeste de Godoy Cruz ante los últimos hechos y por todos los indicios que marcan el renacer del movimiento narco en la zona.

FUENTE: borrar

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