Asimismo, reivindica la políticas públicas destinadas a aumentar el consumo de los sectores de más bajos ingresos, y pone énfasis en indicadores de estabilidad política y el desarrollo financiero, entre otros, para medir la calidad del crecimiento de los países.
En el período 2005-2011, Bulgaria lideró la tabla de mejor desempeño, con un índice (QGI, por sus siglas en inglés) de 0.843; seguido por China (0.842); y Argentina (0.830), mientras que los más rezagados fueron Chad (0.334), África Central (0.402) y Níger (0.415).
En este índice, de característica similar al Coeficiente de Gini, cuanto más cercano -o "convergente"- a 1 se encuentra el indicador, mayor es el crecimiento inclusivo y más rápida recuperación tiene un país; y cuanto más cercano a 0, es menor el crecimiento inclusivo.
En comparación con otros países de la región, Brasil está en el puesto 11, Perú y Paraguay (muy citados por informes de mercados como países pujantes), en las ubicaciones 13 y 38, respectivamente; Chile en el 15, y México en el 18.
"La historia reciente ha demostrado que el alto crecimiento por sí solo no conduce necesariamente a la buena resultados sociales. Importa si el crecimiento es inclusivo o no. Por lo tanto, la inclusión es un elemento esencial ingrediente de cualquier estrategia de crecimiento exitosa", sostiene el documento.
Agrega que, en estos años, muchos países en desarrollo experimentaron un fuerte crecimiento, "relativamente pocos experimentaron reducciones importantes en la pobreza, la desigualdad y el desempleo".
"El concepto del QGI va más allá del índice de desarrollo humano conocido (IDH) desarrollado por las Naciones Unidas ya que no se concentra en el nivel de ingresos, sino en la naturaleza misma misma del crecimiento. Lo que importa es cómo se llega a un determinado nivel de ingreso", subrayó el trabajo publicado por el FMI.
Al mismo tiempo, indica que "si un crecimiento que es fuerte, estable, sostenible -(los fundamentos macroeconómicos)-, aumenta la productividad total de los factores" de producción de una economía particular (tierra, capital, trabajo y tecnología).
El índice muestra también que hay una "relación de complementariedad entre los indicadores sociales como la educación y la salud, y el crecimiento".
Entre las principales conclusiones del documento de trabajo del FMI, cuya autoría corresponde a Montfort Mlachila, René Tapsoba y Sampawende Tapsoba, se indica que la calidad del crecimiento ha ido mejorando en la mayoría de los países en las últimas dos décadas. En segundo lugar, la tasa de convergencia a la "calidad" es relativamente lenta. En tercer lugar, hay variaciones considerables entre países a través de los niveles de ingresosy regiones.
Por último, las investigaciones empíricas muestran que la estabilidad política, políticas públicas favorables al consumo de los sectores más bajos, la estabilidad macroeconómica, el desarrollo financiero, la calidad institucional y la inversión extranjera directa, se asocian con mayor QGI".
En el citado ranking, la posición de Argentina en cuanto a la calidad de su crecimiento se fue modificando de la siguiente manera: 1990-94, 4° lugar; 1995-99, 9° puesto; 2000-04, 12°, y 2005-11 en 3° puesto.
FUENTE: Télam