Luego apareció el Austral que estuvo vigente hasta 1991, que equivale a 1000 pesos argentinos, y finalmente irrumpió el Peso Convertible con el dólar, cuya unidad equivalía a 10.000 Australes.
Según indica el informe de Ecolatina, la moneda argentina tiene hoy un poder de compra equivalente al 10 por ciento del que tena en 1999, cuando el peso estaba atado al dólar estadounidense.
Ecolatina sostuvo que “realizar transacciones cotidianas con billetes de bajo poder de compra dificulta las operaciones y genera costos innecesarios a los ciudadanos”. “En este marco se hace imperioso crear billetes de mayor denominación que sean consecuentes con las necesidades transaccionales, sean estos de 200, 500 o incluso 1.000 pesos”, indicó al respecto.
Ecolatina consideró que “las razones reales por las cuales no se crea un billete de mayor denominación consecuente con las necesidades de la población radican en la negativa del Ejecutivo a reconocer la verdadera inflación”. Un claro ejemplo de la falta de denominación más grande está en los cajeros automáticos que hasta hace unos años expendan billetes de 10, 20 y 50 pesos.
Ahora los bancos prefieren cargar las celdas donde van las unidades, que pueden ser 4 u 8 por cajero, solo con billetes de 100 pesos.