En ese sentido, Arancedo subrayó que esta problemática para la Iglesia es un tema sociológico y político, pero que también “el pobre es un persona y eso lo convierte en un tema evangélico”.También habló del tema el obispo de San Isidro y presidente de Cáritas Argentina, Oscar Ojea, que sostuvo: “Respecto a la discusión sobre el número, al estar empecinados en la lucha por tener razón, corremos el riesgo de escamotear la realidad y la realidad es más importante que la idea, lo dice Francisco”.
Sin indicadores precisos De todos modos, Ojea reconoció que el organismo que representa no tiene indicadores precisos, ya que no hace encuestas al respecto.“Tratamos de estar cerca de nuestras realidades y lo importante es estar cerca de los pobres”, subrayó el obispo.En tanto, alertó sobre la pobreza y el aumento del delito juvenil ligado con el consumo de drogas.“Estamos muy preocupados por las nuevas pobrezas, que tienen que ver con las adicciones, la trata de personas y la violencia. En el gran Buenos Aires hay jóvenes que sufren exclusión social, falta de trabajo, carencias familiares, problemas de educación. Es una realidad que preocupa mucho y de allí sale la delincuencia juvenil”, resaltó.
Consumo de drogas Sobre ello, precisó: “Va creciendo el delito joven, que tiene que ver con el consumo de drogas”, por lo que instó a la sociedad a no perder la oportunidad de ocuparse de los jóvenes.Además, Ojea cuestionó el sistema penitenciario argentino y las posibilidades de reinserción que otorga, al subrayar: “Si los jóvenes van a parar a las cárceles, hay que preguntarse cómo son y qué capacidad pedagógica tienen (las cárceles)”.“Lo importante es estar cerca de los pobres. Si vemos que hay un déficit en la vida de los jóvenes en nuestros barrios, tiene que ver con cosas nuestras. Si tenemos adicciones y vivimos preocupados, es porque tenemos una sociedad adicta y con preocupaciones”, destacó .