País

Concluyó una semana “gloriosa”, en que la flor y nata de la política local tuvo que recular poco airosamente. Víctima del hecho: la provincia entera.

Me paso de Versetti a Arruguetti

Por UNO

El senador Luis Salvador Versetti, Luchito para los amigos, pasó, en muy poco tiempo, de ser un personaje simpático y popular de la radio a convertirse en una metáfora viva de la política vernácula.

Es un fenómeno.

Apenas algún funcionario, sindicalista, legislador o candidato emite una declaración poco satisfactoria en Nihuil, el público lo asocia a Versetti.

Es un parámetro de la cosa política enredada, turbia, hecha sólo en beneficio personal.

Lo curioso es que la realidad política mendocina se empeña, día tras día, en superar a la ficción. Versetti, con su partido MePaSo y su Lista Marrón 69, no da abasto tratando de ser original. No le alcanza. No puede inventarlas todas.

Y esta semana, inolvidable, directamente lo pasaron por encima. Versetti quedó a la altura de un poroto. Fue remplazado por un personaje mucho mejor y más actual: Pepe Arruguetti (¿un homenaje a Beppe Grillo, el Pepe Grillo de los italianos?).

Así. Tal cual. Arruguetti.

Porque esta fue la semana del arrugue total.

Los gloriosos siete días de desorientación en que los principales referentes políticos de la provincia asombraron a la platea con un recule masivo y total.

El arrugue de barrera

El Diccionario Lunfardo dice que recular es “asustar, atemorizar, apocar, intimidar”. También, por extensión, es “demostrar cobardía, miedo, susto, temor, intimidarse, encogerse”.

¿A quiénes afectó el arrugue?A la flor y nata de la política local, como dijimos. Empezando por varios intendentes importantes, siguiendo por los dos principales candidatos a gobernador (uno de ambos gobernará, seguramente, Mendoza) y terminando por la segunda autoridad en la escala institucional de la Provincia.

Fue insólito. Como si se hubiera abatido sobre la zona una epidemia de retroceso.

¿Qué lo produjo?Un huracán. El huracán Cristina, que sopló el domingo 14 de este mes.

Arruguetti Nº1: intendentes

Los más de 30 puntos de ventaja que la candidata presidencial Cristina Fernández le sacó al radical Ricardo Alfonsín en Mendoza produjeron un efecto demoledor en el radicalismo.

Un golpe de nocaut. Del que aún no se recobran.

Para sobreponerse a ese mareo persistente, a esa sensación de angustia, tres intendentes, Cornejo (Godoy Cruz), Abed (Junín) y Del Río (Rivadavia) intentaron una jugada casi desesperada: adelantar las elecciones en sus respectivos territorios. Era la manera más expeditiva de garantizarse una posibilidad de victoria y de transfundirle al radicalismo un hálito de victoria que ayude a superar al bajón actual.

No funcionó. El aspirante a gobernador, Roberto Iglesias, los rebotó con el ceño fruncido y los asesores legales no certificaron que dieran técnicamente los plazos.

Conclusión: tuvieron que arrugar. Pero habiendo deslucido la imagen de Iglesias. Y tirando al tacho, de manera clara y expresa, la figura poco gallarda de Alfonsín.

Arruguetti Nº2: la Provincia

El segundo arrugue fue el más sorpresivo de todos. Paco Pérez, candidato a la gobernación por el peronismo y ministro hasta hace pocos días, apareció por la Legislatura pidiendo enterrar el proyecto minero de San Jorge, ante un mutismo de ultratumba por parte del Gobierno.

Lo que allí sucedió fue una vergüenza para la Provincia, que se bajó, en un solo acto, del mapa minero nacional e internacional, sin haber concluido, siquiera, un debate serio, adulto, de fondo, sobre el particular.

Fue un mero acto de campaña. Liviano. Oportunista. Una estudiantina (otra más).Convalidada por los dos aspirantes a la gobernación, Pérez e Iglesias. Y con un bloque de diputados radicales festejando igual que cuando se festejó en el Congreso el default de El Adolfo.

Arruguetti Nº3: Paco Pérez

Lo de Pérez sigue siendo un enigma. Primero y principal, porque el tema San Jorge estaba en manos de Celso Jaque. No era, hoy, responsabilidad suya. Nada le exigía sobreactuar.

Segundo, porque se comportó como un perdedor, como si el 14 de agosto hubiera recibido una paliza, en vez de sacar pecho, con carácter, y avanzar, comerse la cancha, avalado por el contundente triunfo de la Presidenta, que es su gran escudo como candidato, su arma devastadora.

Se encogió, como dice el diccionario. En vez de agrandarse.

Y con resultado final negativo.

Porque los fundamentalistas antimineros no van a pasar a quererlo de ahora en más. Ellos sienten que lo derrotaron, que le doblaron el brazo.

Los que apuestan por las inversiones productivas en la provincia y por la seguridad jurídica sufrieron gran decepción.

Y aquellos que no tenían una posición tomada (la mayoría) han visto en él una actitud dubitativa.

Arruguetti Nº4: Mula y el vice

El último recule fue el que ofreció el clímax de la semana, con momentos, incluso, de hilaridad.

Tuvo lugar cuando, intempestivamente, el candidato a gobernador por el duhaldismo, Pepe Micheli, se enteró por la radio de que el apoderado del partido (Unidad Popular), nada menos que el vicegobernador Cristian Racconto, lo había derribado, de un plumazo, de ese casillero para remplazarlo por Iglesias.

“Traidor” fue lo más suave que Micheli le tiró a Racconto.

Iglesias, tan necesitado como sus intendentes de sacarse la piedra al cuello que significa Alfonsín, justificó su adhesión a Duhalde sin demasiada dificultad. Al fin y al cabo, Duhalde y Alfonsín ya venían hablando sobre un acuerdo a futuro de gobernabilidad. Además, Iglesias ya había elegido, hace cuatro años, siendo jefe nacional de la UCR, a Roberto Lavagna, ex ministro estrella de Duhalde, como candidato a presidente.

Lo que no midió Iglesias es que la discusión entre Micheli, Racconto y compañía iba a alcanzar un tinte parecido a las que protagonizan las vedettes en los programas de Rial y Tinelli.

Escandalizado, tuvo que poner reversa en cuestión de horas.

Y Racconto, aureolado por su cada vez mayor inexistencia política, balbuceante, confundido, tirando manotazos al aire como en el juego de la gallinita ciega, de buenas a primeras se quedó sin aspirante a la gobernación.

Un papelón. Un blooper.

Arruguetti: reflexión final

Paco Pérez, al justificar su acto en la Legislatura, señaló que fue obligado por la posición radical y que, además, había “escuchado a la gente”.

Escribió, alguna vez, el cómico y agitador italiano Beppe Grillo: “Ningún pueblo de la actual democracia está en grado, por ahora, de autogestionarse por el simple hecho de que la cultura y el pensamiento crítico, la duda, la inteligencia como valor y no como perturbación, el preguntarse las cosas, etcétera... no es enseñado ni estimulado por quien se lo autoenseña”.