El colombiano y su ayudante detenidos en Guaymallén por estafa, "limpiaban" casas de malas energías y "curaban" males de amor, pero amenazaban a sus clientes con padecer un mal peor si se lo contaban a un cura o a la Policía.

Maleficios y conjuros ante un Cristo invertido eran las armas de los hechiceros para callar a sus víctimas

Por UNO

Con falsas promesas de revertir y mejorar completamente los aspectos más sensibles de la vida como el amor, la salud, el dinero, y la felicidad, El “Hermano Roger” y su ayudante, ambos colombianos, estafaban a sus víctimas para sacarles dinero, casas, autos, joyas, entre otros elementos de mucho valor. Además tenían seguidores en su programa de radio Libertador donde pagaban 10 mil pesos por mes por media hora diaria.

Su centro espiritual estaba en calle Bandera de los Andes, cerca de Mitre, donde llegaban clientes principalmente de Guaymallén y de las Heras. Allí les hacían jurar ante un crucifijo con Cristo invertido que no le contarían sus hechizos a nadie, especialmente a curas, vecinos ni a la policía.

Luego de al menos cinco meses de denuncias de víctimas que perdieron altas sumas de dinero o incluso propiedades por soluciones que nunca recibieron, la policía dio con los falsos brujos en dos casas de Guaymallén donde además de dinero encontraron una gran cantidad de elementos empleados para realizar sus falsos hechizos y “limpiar” hogares de ciertos maleficios o malas energías.

En la casa de Bandera de los Andes y Mitre detuvieron a un hombre de 40 años quien tenía 20 mil pesos en efectivo, un enorme medallón de oro, alajas, y un Cd que decía “Roger Internacional” que usaría para ambientar el lugar. También había varias escrituras de propiedades a su nombre, entre ellas una de 50 hectáreas en General Alvear.

En calle Videla Correa a una cuadra de la plaza 12 de Octubre, el ayudante de Roger, un tal Ferrano de 44 años, tenía 10 mil pesos en efectivo, pulseras de oro, anillos, alianzas y brazaletes, además de 150 fotos de clientes a los que ya “trataron” con su hechicería.

El juramento previo sobre el silencio absoluto a la curación era imprescindible, era la condición para realizar el trabajo y para que fuese efectivo. Pero había una advertencia más, quien fallara al juramento ante el crucifijo no sólo sufriría que se revirtiera el hechizo sino que padecería terribles enfermedades y hasta la muerte.

De esta forma los estafadores colombianos tenían a sus víctimas controladas para que no los denunciaran o para que nadie de su entorno los avivara que estaban siendo estafados.

Además tenían un programa de media hora diaria en radio Libertador donde hacían que sus seguidores repitieran oraciones para sanar sus mentes y les daban pequeños consejos para mantener su casa “limpia”.