presidente Carlos Menem que ambos han acabado sufriendo los mismos achaques. Esa misma mañana, enel popular programa que conduce en Radio Continental el periodista Víctor Hugo Morales manifestó suconmoción ante las decenas de mensajes que los ciudadanos habían dejado en el contestador de lacadena felicitándose por el accidente vascular del ex presidente y deseándole, incluso, un fataldesenlace. Dos días después, el ex corredor de fórmula 1 y ex gobernador de Santa Fe CarlosReutemann, peronista, hasta hace poco correligionario de Kirchner, dejó la siguiente perla sobre elmatrimonio K: "Los argentinos vamos a estar contentos si para cuando se vayan en 2011 no se hanrobado la Casa Rosada y la plaza de Mayo". Éstas son apenas tres muestras del hartazgo creciente deun sector cada vez mayor de la sociedad argentina con un Gobierno de discurso progresista, el deCristina Fernández de Kirchner, que asumió el poder en 2007 con la promesa de distribuir la riquezadel país y luchar contra la enquistada corrupción. El desprestigio del matrimonio presidencial crece semana a semana, a medida que se acumulandenuncias y escándalos por presunto enriquecimiento ilícito que amenazan con tapar cualquiera desus iniciativas políticas. "Hay una visceralidad muy llamativa que se explica por la fuertedefraudación de expectativas en las clases medias", explicaba ayer la socióloga Graciela Römer,para quien el "error garrafal" del Gobierno es "agudizar el malestar en lugar de reconocer suserrores y tender puentes con la opinión pública". La presidenta ha acusado repetidamente a los medios de comunicación de orquestar un complotinformativo en su contra, pero el repudio al incremento constante de su patrimonio (que se hamultiplicado por siete desde 2003) influye en su notable descenso de popularidad, que hoy es sólodel 20%. La semana pasada se conoció que Néstor Kirchner compró dos millones de dólares en octubre de2008 para adquirir un hotel en El Calafate, localidad turística de Santa Cruz, la provinciapatagónica donde nació y donde fue gobernador entre 1991 y 2003. La operación, denunciada ante lajusticia por la opositora Coalición Cívica, ha sufrido la condena moral en Argentina porque sesospecha que el ex mandatario se valió de información privilegiada para hacer esta compraventa dedivisas. Llueve sobre terreno mojado: la querella se suma a las que ya hace tiempo acusan a losKirchner y a su entorno familiar de haber obtenido ilegalmente ganancias en El Calafate por laventa de suelo público recalificado que habían adquirido a un precio 10 o 15 veces menor al demercado. Los cuatro secretarios privados que asisten a la presidenta también son investigados porpresunto enriquecimiento ilícito debido a incrementos patrimoniales comprobados que van del 750% al11.000% en cinco años (uno de ellos, Fabián Gutiérrez, dimitió la semana pasada). Esta misma semanase ha sabido que el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y el actual titular del área, JuanPablo Schiavi, serán interrogados por un juez por presunto cohecho (aceptar viajes en aviones dealquiler pagados por empresas del sector). En otro caso de gran repercusión, el Gobierno tuvo queadmitir hace dos meses, después de negarlo durante más de dos años, que Guido Alejandro AntoniniWilson, el empresario venezolano-estadounidense que trajo en agosto de 2007 un maletín con 800.000dólares para financiar presuntamente la campaña de Cristina Kirchner, estuvo en la Casa Rosada y sereunió con miembros del entorno de la pareja presidencial. A muchos partidarios de Cristina Kirchner les preocupa que la corrupción oculte algunoslogros del Ejecutivo cuando sólo queda un año y medio para las presidenciales. Martín Sabatella,figura emergente de la política nacional y presidente del bloque Nuevo Encuentro -aliado delkirchnerismo en el Parlamento-, pide al Gobierno que reconozca los "errores" para defender los "pasos positivos" del Ejecutivo en materias de renovación judicial, derechos humanos o la asignaciónuniversal por hijo, un subsidio recientemente aprobado para desempleados y familias de rentabaja./PEDRO CIFUENTES, Mendoza