A junio de 2014, el acumulado de los últimos 12 meses muestra un déficit fiscal primario sin ingresos extraordinarios equivalente a 3,1 por ciento del PBI, y un déficit comercial energético de 6.396 millones de dólares, mientras el tipo de cambio real contra el dólar resultaba sólo un 5% superior al nivel que existía en diciembre de 2001.
Así las cosas, las reservas en moneda extranjera pasaron de representar 64 por ciento del activo del Banco Central en 2007, a un 27 por ciento en agosto de 2014; y la relación entre la base monetaria y las reservas pasó de 2,15 en 2007 a 13,78 en agosto de 2014.
"La situación en materia de reservas del Banco Central es compleja", analizó la Fundación y precisó que los vencimientos de deuda con agentes privados entre septiembre de 2014 y diciembre de 2015 suman cerca de 11.000 millones de dólares, que equivalen a casi 40 por ciento de las actuales reservas netas de la autoridad monetaria.
Si se tienen en cuenta, además, los vencimientos con organismos internacionales, la carga asciende al 50 por ciento de las reservas.
En paralelo, se viene registrando la caída del precio de la soja (cotiza a 385 dólares a mayo 2015, versus 528 dólares que cotizaba en junio 2014), las crecientes dificultades de la economía de Brasil -que baja su demanda- y los persistentes problemas de competitividad local.
Esos inconvenientes "generan perspectivas negativas respecto al aporte de divisas que podrá realizar el canal comercial en los próximos meses, agravando la situación para las reservas y los pagos internacionales", advirtió la Fundación Mediterránea.
"Debe considerarse que sólo por el efecto de los pagos de la deuda con privados y organismos internacionales, la relación reservas/PIB podría bajar a 3,4 por ciento en 2015, cuando era del 4,0 por ciento en 2007 y 6,2 por ciento en 2001", añadió el informe.
En ausencia de financiamiento internacional, estas perspectivas presionarán sobre la paridad cambiaria oficial y paralela: en el último siglo, niveles de reservas menores al 5 por ciento del PIB dispararon devaluaciones nominales de la moneda local del 32% en promedio.
El escenario también inducirá mayores trabas a las importaciones y todo ello terminará por deteriorar el nivel de actividad económica, y con ello las variables sociales: aumentaría el desempleo y bajaría el poder de compra de los salarios.
"La economía argentina se encuentra en una situación complicada desde el punto de vista del nivel de la actividad y sus desequilibrios básicos, desde antes del conflicto de la deuda externa con los fondos buitre. Si se analiza la evolución de los diferentes componentes de la demanda agregada, se tiene que casi todos mostraban una evolución negativa en los últimos meses", dijo el informe.