La especialista también se refirió a las carreras más demandadas de cara al futuro y explicó que hay que observar "algunas carencias que se dan en la balanza de la oferta educativa versus el mercado laboral".
Tal es el caso de sistemas, "donde deberíamos tener tres veces más cantidad de estudiantes de los que tenemos actualmente en todas las universidades, estatales y privadas, para satisfacer la demanda a 5 años".
"Esta escasez ha hecho subir los sueldos, por ejemplo, un programador junior con un año de experiencia no baja de los 10.000 pesos; mientras que un contador cuando se inicia en un puesto administrativo recibe un promedio de 5.600 pesos", explicó Figini.
Recomendó "cursos cortos con amplia salida laboral" que se necesitan mucho en el mercado, como Programación y Soporte Técnico.
"En Argentina se reciben muchos más médicos que enfermeros, pese a que enfermería es una tecnicatura y medicina lleva en promedio diez años. En general, una enfermera de terapia intensiva está mucho mejor paga que un médico principiante", afirmó.
En cambio, en áreas como Marketing, Diseño Gráfico, y Comunicación Social, hay una sobreoferta de candidatos.
Por otra parte, el estudio de GI Group reveló que "desde mediados del año pasado hasta ahora GI Group está recibiendo entre 3 y 4 consultas por día de italianos que quieren venir a trabajar y vivir en la Argentina".
"La crisis europea está provocando una movilidad hacia los países del Este, pero quienes tienen vínculos familiares en América Latina, están viniendo sobre todo a Argentina, Colombia y Perú".
El perfil del migrante italiano responde a hombres entre 30 y 40 años sin cargas de familia, con estudio de posgrado y en general son ingenieros, contadores y administradores.
Son personas que llevan más de seis meses desempleadas en Europa y, en general, vienen asociados a un plan de estudios o a la voluntad de tener una experiencia internacional que después les sume en el currículum a la hora de regresar.
En el sentido inverso, se registran pedidos de personas de Latinoamérica para ir a trabajar a yacimientos de Polonia o India, generalmente con contratos de plazo fijo donde no se traslada la familia.
Sin embargo, según Figini "el argentino tiene una personalidad -en términos generales- difícil para la migración".
"Hay gran arraigo entre los profesionales y cuando se comenta la propuesta y saben que tendrán que vivir en un hotel durante un año, muchos argentinos demuestran no tener voluntad viajera, sobre todo si no se contemplan viajes entre períodos", concluyó.