“A mí me interesa que los chicos aprendan, aunque entiendo que tengo ocuparme de todo lo demás, mi perfil es el de una mirada desde fuera del sistema, de un sistema que es muy autorreferencial”, afirma.–¿Cómo se mejora la calidad educativa?–Creo que tenemos un problema muy grave, que se viene abordando de una determinada manera y según mi opinión hay un enorme fracaso. Mi sensación es que en algún momento en que se complejizó la sociedad, se quebró el pacto educativo. Los chicos no quieren aprender y no quieren estar en el aula y hay muchas cosas que son esenciales, como leer y escribir. Me parece que el aparato educativo es un camino de llegada a un intento de reconstrucción social.–¿Cómo va a hacer para lograr ese cambio?–Hay muchas estrategias simultáneas. Tuve una reunión con María Inés Abrile de Vollmer –ministra saliente– y ella sostiene que hay índices de calidad que han mejorado. Me dio la cifra y lo vamos a estudiar. No tengo dudas de que en la sociedad en su conjunto hay una enorme demanda de educación y una sensación de que la educación va para menos y es una certeza que tiene la sociedad porque lo ve y lo vive. Frente a este tema de la exigencia, rompimos el termómetro en vez de aceptar que tenemos fiebre. –¿Hará hincapié en la primaria y la escolarización temprana?–Desde ya que hacia ese segmento vamos a salir a trabajar con los tapones de punta y todos los cañones puestos ahí y en algo que tiene que ver con la nutrición, con que vengan a la escuela bien nutridos y fijarse mucho en los que menos tienen, en los más humildes, porque ellos son los que tienen el problema más grande. Hay una idea muy notable de Sarmiento: él dice que la educación es la única rama de la actividad humana donde no se cumple la ley de la oferta y la demanda, ahí está la tarea indelegable del Estado, que debe dar educación a raudales y sobre todo atendiendo a los que menos la tienen, porque son los que menos saben que la necesitan.–¿Va a implementar las salitas de 3 años?–Vamos a avanzar en eso. Un gran avance de este gobierno en los últimos años ha sido la generalización de la sala de 4. Hay que extender lo que más se pueda la sala de 3. No tengo dudas de eso, porque nos tenemos que ocupar de nuestros niños cuanto antes y nos tenemos que ocupar con las mejores herramientas, con los docentes bien capacitados. Si esos chicos están bien encaminados, después sólo hay que acompañarlos.–¿Qué va a pasar con el tema de las sanciones?–Yo tenía una idea al respecto bastante cerrada pero María Inés me dio un informe sobre el porqué del retiro de las amonestaciones, pero igualmente no estoy muy convencido, como padre y como ciudadano. Creo que se hace un razonamiento muy abstracto y muy ideologizado. De alguna manera hay que sancionar, quiero salir de la discusión ideológica, quiero ir a lo empírico: en la medida en que todo se fue haciendo más laxo, todo empeoró. Me parece que el quiebre cultural se va a producir con el gobernador sentando presencia en este tema. Con la máxima autoridad a la cabeza diciendo “este tema importa, esto es lo esencial”.
Perfil de Jaime Correas Edad: 54 añosProfesión: licenciado y profesor de Lengua y LiteraturaEstado civil: casadoHijos tres: Paloma (25), y los mellizos Victoria y Francisco (22)
Su carrera Se recibió de profesor y licenciado en Lengua y Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo y dio clases durante dos años. Fue director periodístico de
Diario UNO por 13 años.
Este año Correas recibió un premio de la Academia de Letras Jaime Correas dio clases dos años pero luego se “lo tragó” el periodismo. Comenzó en el Diario Mendoza como cronista deportivo y luego tuvo una larga trayectoria en la revista Primera Fila, a la que dirigió. Paralelamente a su tarea periodística en
Diario UNO, escribió el libro Cortazar, profesor universitario luego ampliado en Cortázar en Mendoza, que le valió el premio de la Academia Argentina de Letras como mejor ensayo de 2015.Tiene varias publicaciones sobre temas históricos, en particular sobre el caudillo y gobernador de Mendoza fray Félix Aldao.Junto con la historiadora Adriana Micale, que es su esposa, escribió Hechos polvo, conocido el mes de noviembre.