"Acá hay un tipo absolutamente repulsivo, un verdadero loco, un degenerado que está suelto y hace falta que se sepa". De esta manera, con aflicción por lo padecido, María del Carmen, una mujer de 66 años de edad, expuso su sensación de bronca y cruda repulsión por una serie de acosos, a través de fotos y mensajes con fuerte contenido sexual, que le llegaron desde un celular desconocido. Esta rosarina realizó la denuncia formal en la comisaría 14ª de la ciudad, y luego efectuó una ampliación en el Centro Territorial de Denuncias, pero reclamó que las investigaciones no avanzaron formalmente porque le explicaron que "no hay delito" en esta acción ya que "no hubo amenazas" en los envíos.
Así, con angustia por lo sufrido y por no poder impulsar acciones legales, esta situación se transformó en un auténtico tormento en la vida de esta jubilada que cobra la mínima, madre de tres hijos, que colabora con la vecinal de barrio Azcuénaga en el sector Turismo, y que tiene un reparto de perfumes por las mañanas para poder aumentar un poco sus flacos ingresos.
De acuerdo a lo que denunció formalmente, María del Carmen experimentó un transe desgarrador a través de su WhatsApp. "Desde mediados del mes de febrero me comenzaron a llegar mensajes y fotos, de una persona desconocida, muy asquerosas, con fuerte contenido sexual", relató esta mujer ante La Capital.
70 mensajes por día
"Fue un tormento. Me llegó a mandar 70 mensajes por día", confió perpleja esta jubilada. "Al principio fueron propuestas indecentes, pero luego comenzó a enviar fotos de sus partes íntimas, muchas fotos con la misma imagen. Se repetían por cantidades", precisó.
Según la descripción de María del Carmen, "este hombre me mandó también dos fotos de su persona. Una parecía actual y la otra parecía anterior, cuando era joven". Y se encargó de resaltar: "No es una persona que conozca".
"Su primer mensaje fue "Hola bebota", y a partir de allí comenzó a mandarme cosas muy asquerosas", recordó la mujer. "Otro mensaje que me envió decía "ya somos adultos", lo que me dio que pensar que me puede llegar a conocer de antes, pero no sé de qué ámbito. A mí no me resulta una persona conocida", repitió.
La señora supone que puede haber ubicado su número, cuando se realizó una volanteada, en septiembre del año pasado, en la vecinal de Barrio Azcuénaga. "Ahí estaban mis datos", rememoró. "Y también dudo de algunos contactos comerciales que yo tenía", confesó.
María del Carmen contó que este hombre le contó en algunos mensajes "que trabaja en un taller y que entra a las 8.30 de la mañana".
Bloqueo
Según contó, dejó de recibir estos mensajes a fines de febrero, porque bloqueó el número del acosador. "Desde allí comencé a ir muchas veces a la comisaría y al centro de denuncias para tratar de que prospere una acción penal". Pero le advirtieron que "no hay delito porque no hay amenazas en los mensajes que presenté a través de las capturas de imagen".
"Y me indicaron que podía avanzar con un abogado particular, pero es muy costoso para mi realidad económica", agregó. Esta corajuda jubilada, ante la falta de respuestas oficiales, averiguó por su cuenta. "Con el número del acosador me fui hasta la empresa prestataria del servicio de telefonía móvil, pero no me quisieron brindar los datos particulares del titular de esa unidad. Más allá de eso, pude averiguar por otro lado que la titular es una mujer, y que es un teléfono a tarjeta".
"La verdad es que no estoy tranquila. Necesito que identifiquen a ese sujeto enfermo, y que se tomen las medidas necesarias. No puede estar suelto un tipo así", se quejó ante este diario.
"Yo soy una mujer mayor de edad, pero también se lo puede hacer a una menor, a cualquiera. Yo lo que quiero es que se conozca el caso, para que esto no le suceda a ninguna otra mujer", exclamó con la voz apretada de tanta bronca.
Fuente: La Capital