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Por Marcelo Arce
El nuevo ministro Félix González, un hombre hábil para la rosca política y afín a Cazabán, es el refuerzo en el gabinete para enfrentar la interna del PJ  y la elección general.

Análisis: con el cambio de ministro, el Gobierno se prepara para la guerra

Por UNO

En el gobierno de Celso Jaque se preparan para la guerra. La designación de Félix González como nuevo ministro político no solo le cambia el perfil a una cartera que, de 2007 a esta parte, había sido manejada por dirigentes del peronismo componedores y proclives al diálogo con la oposición. El desembarco de González termina con eso: su ascenso es la consagración de que en esta administración la política la maneja Alejandro Cazabán, secretario de la Gobernación y precandidato a gobernador acosado por su propio partido por estos días.

De hecho González, amigo personal de Jaque desde los años en que ambos compartían una banca de diputado en la Legislatura provincial, es el principal operador de la candidatura del “Chiqui”.

“El Félix” ocupó una oficia cercana a la del gobernador en noviembre de 2009, en el peor momento de éste. Llegaba para dotar al gobierno de mayor “rosca política”, cuando para el gobernador lo único que importaba era la gestión. Desde hace meses se ocupa de la relación con los medios. Aportó un estilo irascible y paranoide y ahora se prepara para lo que se viene: ya sea para la interna del PJ que se avecina o para la elección general, el cuarto piso de la Casa de Gobierno toma en lo institucional el poder en un ministerio que ya dominaba en los hechos.

Juan Marchena, el primer ministro de Gobierno de esta gestión, pegó el portazo a menos de un año de haber asumido, cansado de que su trabajo “político” solo quedara acotado en aquel momento a la entrega de DNI. Cazabán jugó a vaciarlo de poder y lo consiguió.

Mario Adaro iniciará desde hoy el complejo camino de convencer a los senadores de que lo voten como nuevo integrante de la Suprema Corte de Justicia. Tras de sí, deja una estela muy similar a la de Marchena. Nunca pudo afirmarse como la pata política del Gobierno, acotado por las decisiones que se tomaban por encima de él.Se lleva quizás el mérito de haber impulsado la reforma de la Constitución provincial y de haber conseguido que Jaque firme un proyecto de ley en ese sentido.

Pero deja el fracaso, por ejemplo, de no haber podido imponer su idea política de que Mendoza se sume a las primarias obligatorias del 14 de agosto para seleccionar a los candidatos a gobernador. Pujó por esa idea hasta el enfrentamiento con el entorno de Jaque y llegó a amenazar con abandonar el barco para refugiarse en un cargo en la ANSES.

El gobernador lo postula ahora como futuro cortesano. El tiempo y la votación del Senado dirán si es un premio o una forma de quitárselo de encima.

Alfredo Cornejo, el intendente de Godoy Cruz, atacó a los ministros políticos de este gobierno asegurando que están “pintados al óleo”. La llegada de González, pone fin a esa forma.