La experiencia del pasado Hace más de 2300 años, un científico griego llamado Eratóstenes leyó un libro en la Biblioteca de Alejandría, en Egipto, donde se contaba que en una ciudad al sur de Alejandría, en Siena, el sol se veía reflejado en el fondo de un pozo de agua. Eso ocurría el 21 de junio, el día más largo del año para el hemisferio norte, que es el solsticio de verano en el norte.Lo que hizo el matemático y astrónomo fue observar qué pasaba ese mismo día al mediodía, pero en su ciudad de residencia, en Alejandría, y allí vio que una varilla producía sombra, es decir el sol no caía perpendicular a la superficie como si lo hacía en Siena.“A partir de esa observación, ideó un experimento súper sencillo usando geometría básica que requiere medir la longitud de una varilla y la longitud de su sombra para determinar el ángulo que las varillas clavadas en la superficie de la tierra producen en el centro de la tierra. Con ese ángulo y midiendo la distancia entre las ciudades se puede establecer una proporción que permite calcular la longitud de la circunferencia de la tierra y por lo tanto su radio, sus dimensiones. Él encontró un radio prácticamente de la misma magnitud que el que obtenemos hoy en día usando todos los elementos o sistemas tecnológicos con los que contamos”, explicó investigadora del Conicet Beatriz García.Desde hace muchos años esta experiencia se realiza en todo el mundo para recordar a Eratóstenes y uno de los experimentos “más espectaculares de la historia de la ciencia pero también para mostrarles a los chicos que se puede hacer ciencia casi sin tecnología y con elementos que conocen y manejan como geometría, métodos de medición y un cálculo básico de trigonometría. Inclusive sin saber trigonometría usando un transportador, uno puede reproducir este experimento”, agregó García.
El experimento paso a paso Para concretar la actividad los estudiantes tuvieron que generar un instrumento de medición. Entonces usaron una varilla que quedara perpendicular y clavada al piso y luego fueron midiendo las sombras, siguiendo el camino aparente del sol. “La varilla va proyectando su sombra, y en el mediodía, que es el momento en que el sol está a su máxima altura, la sombra es la más corta. Esa es la que a nosotros nos interesa para definir el triángulo que queda formado por la varilla y la sombra y poder determinar el ángulo que va a hacer usado para proyectarlo en el centro de la tierra”, explicó la astrónoma.Y prosiguió: “Se mide la sombra aquí y necesitamos que alguien más mida en otra ciudad, distanciada varios kilómetros en latitud. Este año tuvimos la suerte de poder concretar la medición con la ciudad de Alejandría. Ellos medirán el 17 de junio, de manera que nosotros medimos hoy y luego les enviamos los datos, y con nuestros datos y los de Alejandría, vamos a medir la tierra”, destacó.“La hora solar no coincide con la hora del reloj, entonces, a priori, no sabemos a qué hora es el mediodía. Los astrónomos sí lo sabemos porque es un tema de cálculo matemático. Así determinamos que el mediodía en Mendoza para esta época del año es alrededor de las 13.38 o 13.40”, enfatizó la doctora, a lo que añadió: “Entonces, el experimento se inicia cerca de las 12.45 o 13 para que los chicos vayan notando como se acorta la sombra. Hay un momento en que la sombra es la más corta y después empieza a crecer porque el sol comienza a ponerse, entonces al tener menos altura, proyecta una sombra más larga”.Además de medir la sombra más corta, según García, con este dispositivo los estudiantes están construyendo un reloj de sol, porque miden a lo largo de varias horas el largo de la sombra y van marcándolo. “Este momento del mediodía es útil además para dibujar la línea del meridiano. Así, con esa sombra, además de medir el tiempo, de saber a qué hora es el mediodía solar, y de usarla para medir la tierra, podemos definir los puntos cardinales sur y norte”, detalló la doctora en Astronomía de la Universidad Nacional de La Plata.