En su casa del barrio Quintana, de Luján de Cuyo, desde hace diez años funciona el comedorPancitas Llenas, que brinda almuerzo y merienda a 86 niños, abuelos y algunas madres que pordistintas razones necesitan un acompañamiento alimentario. "Desde chicos mis hijos siempre traían niños a tomar la leche a casa, porque los encontraban en la calle o los conocían por ahí y querían ayudarlos. Así pasaron muchos chicos por acá, siempreque pudimos los ayudamos. Pero pasó un día que vimos que las necesidades eran grandes y con darlesuna viandita para que comieran no alcanzaba, porque también era peligroso que transportaran lacomida. Entonces mi hijo me dijo 'mamá porque no ponés un comedor'. Así fue que empezamos en elgaraje en una experiencia muy linda", cuenta Lilia. Hoy el comedor Pancitas Llenas funciona en la parte de atrás de la casa familiar tras unasdonaciones que recibió el año pasado el esposo de Lilia. Esto les permitió construir un salón dondetres veces a la semana almuerzan y los viernes meriendan mientras hacen actividades recreativasjunto con jóvenes de una iglesia que van a pasar unas horas con los niños que asisten al comedor. "Mi esposa todos los días busca que el comedor mejore y nosotros desde la casa la ayudamos en lo que podemos. El comedor nos ha dado grandes alegrías y aunque los tiempos son duros nos lasingeniamos para tener siempre algo", cuenta Víctor, esposo de Lilia. Este comedor se mantiene gracias a la voluntad de Lilia y algunas donaciones que recibe. Sinembargo, cada vez son más las necesidades, los niños que se acercan a merendar y la mercadería noalcanza para todos. "Nosotros hacemos todo de corazón, hay gente y empresas que nos ayudan. De todas maneras estamos un poco solos, no dependemos de ninguna organización. Tenemos CUIT, personaría jurídica ytodo en regla y nos vendría bien más colaboración", dice Lilia. Es que este comedor tampoco posee subsidio o pertenece a algún programa provincial onacional, lo que les permitiría tener un mejor servicio y ampliar su ayuda a más personas. Pancitas Llenas se ubica en una zona de Luján que está rodeada de algunos barrios muyvulnerables, donde se necesitan muchas cosas. "Nosotros ayudamos en lo que podemos a los chicos, pero los padres también necesitan ayuda. Yo tengo un emprendimiento de prepizzas, la idea es poder producir más y comercializarlas, mi sueñoes hacerlo con los padres que no pueden trabajar", agrega Lilia. Para poder concretar esta iniciativa, les haría falta una máquina sobadora para panadería,algún vehículo para hacer los repartos y más materia prima para elaborar ya que el resto de losinsumos de un modo u otro se pueden conseguir. Reciben cualquier donación Toda donación que llegue es bien recibida en el comedor Pancitas Llenas, aunque ellosinformaron que lo que siempre se necesita es ropa, útiles escolares, zapatillas, todo tipo dealimentos y carne, que es lo que más caro cuesta y no se dona con frecuencia. "Sé que todos tenemos nuestras obligaciones y ocupaciones, pero a los niños les haría muy bien tener apoyo o ayuda escolar. Por eso si alguien puede donar unas horitas nos vendrían bien.Por el resto estamos bien, hay dos mamás y una abuela que me ayudan en la cocina", comenta Lilia. En el comedor también sueñan con poder enseñar música: por ahora tienen los profesores y lesfaltan los instrumentos. Para colaborar, donar o conocer más sobre este comedor de Luján, los interesados puedenllamar al 156896063. También poseen una cuenta bancaria en el Banco Nación, sucursal 2305 Luján de Cuyo, N° decuenta Comedor Pancitas Llenas 3421190402.