Por Analía Doña
Ni el Falcon de Ramón ni el Rastrojero de Verón... Éste es el Torino de Almirón, un auto de buen andar, económico y rendidor cuyo emblema es un toro que se sostiene en sus patas traseras.
Es la mejor manera que encontré para describir a este Godoy Cruz que me deslumbró ante Quilmes y que cumplió ampliamente mis expectativas ante River en el Monumental.
Un Tomba que se hace fuerte desde atrás, que ha encontrado seguridad en Carranza y "patas" firmes en Nico Sánchez, Leonardo Sigali y Leandro Grimi; y que va hacia adelante como un toro encabezado por el gladiador Claudio Aquino y sus Gonzalos Castellani y Díaz.
El Torino encendió su marcha allá por principios de febrero. La pista estaba mojada, no conocía bien el terreno y el chofer jamás había manejado un auto como ese. Como suele pasar, apretó demasiado el acelerador sin regular el embrague y se le paró varias veces. Pero no pasó nada, sabía internamente que era solo cuestión de tiempo y práctica.
A la semana, siguió el camino sin problemas y hasta empezó a llamar la atención de la gente en cada ciudad. "Mirá qué lindo anda ese Torino", dicen ahora.
En Mendoza paseó por el Parque y en Núñez subió el volumen del stereo, bajó las ventanillas , se puso el cinturón y se mandó como loco haciendo gala de sus virtudes.
El chofer anda con gafas de sol y chaleco de cuero, sacando pecho por ahí y disfrutando de este momento. Y está bien, se lo merece. Un autazo se compró.
Pero... siempre hay un pero. El viaje es largo y el auto, es un toro pero tiene sus años. Yo tengo fe pero no seguridad. Creo que si regula el andar, va a llegar a destino. Creo que es un auto fiel que no te deja a pata pero que te puede obligar a bajar la marcha de vez en cuando. Creo que tiene con qué pero no anda solo en la ruta y es ahí cuando entran en juego los miedos y la inseguridad. Ninguno maneja una Ferrari pero tampoco el Renault 12 marrón de mi abuela.
Por eso, creo que hay ir estación por estación, planilla por planilla, a 80 por hora. Ni a 140 ni a 40. Siempre a 80. Si el Torino de Almirón logra encontrar esa regularidad, parecerá que, a pesar de ser un clásico, anda en piloto automático.
Fuente: Diario UNO Mendoza