El lugar estaba ambientado como para que el visitante se meta en el clima de una comida africana.Enormes canastos redondos u ovalados o largos como una caña, colgaban del techo. Todos iluminados
en rojos o amarillos para dar una intención de calidez y además para que todo pareciera que eselugar estaba habitado por aquellos nativos originarios de este lugar, antes de que los blancos los
limpiaran de sus costumbres o los habituaran a las de ellos. Todo ese calor y color es el de un restaurant en pleno Sandton, en el corazón del MandelaSquare, que es un enorme centro comercial. Las paredes pintadas, las flores que parecen estar ardiendo y las vasijas que dan laimpresión de estar echando humo recalentadas por el fuego con una sensación que meten a losclientes de lleno en el ambiente. Además atienden los mozos y las mozas vestidos con ropa a la que cualquier argentina leenvidiaría por lo exótico o el toque distintivo que le dan las guardas o pequeños apliques. Sindesbordar de dibujos y pinturas, esa ropa y los pañuelos en las cabezas contienen un alto gradotrival. Leé la nota de nuestro enviado especial siguiendo este link de OvaciónMundial. 